Xicoténcatl Barajas
Con la llegada de las redes sociales el periodismo en Sinaloa revolucionó a pasos agigantados, pero también se está prostituyendo y denigrando, ya que, hay sedicentes periodistas y otros autollamados comunicólogos que al tener al alcance estas maravillosas herramientas tecnológicas alternas para el ejercicio de esta noble profesión las utilizan para comercializar información y chantajear, convirtiéndose así en “asaltantes de la pluma” que además practican con saña el “sicariaje” periodístico a cambio de unas cuantas monedas.
Entre esos nefastos informadores se encuentran ex “llena planas” de los otrora poderosos periódicos que viven una lenta agonía y que se autoproclaman paladines y portavoces del pueblo, pululando por las redes sociales en sus distintas plataformas digitales y hurgando información que les pueda generar algún dividendo económico sin importarles que esta sea plagiada.
No invierten en plataformas de comunicación impresas, en sitios web con el costo de hosting, mucho menos en personal, ya sean reporteros, programadores, diseñadores gráficos, oficinas y otros implementos que son necesarios para el sostenimiento de un medio de información bien instituido.
Tampoco pagan impuestos al Servicio de Administración Tributaria de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, asimismo, desconocen por completo que el Instituto Nacional de Derecho de Autor de la SEP expide cada año la Reserva de Derecho de Autor y, que ante la Secretaría de Gobernación se tramita el Certificado de Licitud y Contenido de Título.
Eso sí, ellos sorprenden incautos para que a través de sus redes sociales promocionen algunos proyectos y aspiraciones políticas, resultando una competencia desleal para los medios de comunicación que están siendo víctimas de esta dantesca plaga que abarata los costos de publicidad sin invertir un solo peso, pero lo más grave es, que están denigrando el apasionante y mal comprendido quehacer del periodista.