Redacción
Las elecciones a celebrarse el próximo año ya se anunciaron, con ellas se habrán de renovar Presidente de la República, Senadores, Diputados Federales, Legisladores Estatales y Ayuntamientos, lo que representa un gran reto para demostrar si los encargados de las elecciones locales tienen la capacidad suficiente e independencia y valía que generen la confianza que demanda el sinaloense común en las urnas.
Esto último es muy dudoso si se observa la preparación académica y profesional de quien ahora es presidenta del Instituto Estatal Electoral de Sinaloa, Karla Gabriela Peraza y, por lógica, se va a encontrar lo mismo en la estructura de consejeros y asistentes en todos los niveles.
En Sinaloa, el Instituto Estatal Electoral sólo se convirtió en una figura nueva pero con nada alentador para los partidos políticos y para la democracia, mucho menos para la sociedad. Pero extrañamente ninguno de esos partidos opositores, vestidos de dudosa dignidad demócrata y celosos guardianes de los procesos de elección ha logrado advertir lo que ocurre al interior del IEES.
La sociedad sinaloense quiere un organismo electoral confiable pero nadie alcanza a imaginárselo, mucho menos, se le ve dispuesta a construirlo. Aunque por lógica se entiende que eso que quiere debe componerse por gente de la propia sociedad. Eso implica que ésta se adueñe de ese órgano y no se logrará si los grupos sociales sólo se quedan con el deseo abstracto y se limitan a la queja, la denuncia y la diatriba ruidosa sin llevar propuestas alternativas.
Haciendo un diagnóstico ágil de lo que desea la gente, del resultado y realización de sus elecciones y lo que realmente existe, se tiene que el ciudadano no quiere a un Presidente de un órgano electoral estatal y sus consejeros recomendados por un Colegio de Abogados como ha sido en la historia de los órganos electorales en el Estado.
Los quiere formados en la academia, que presenten como carta de garantía la realización de ensayos de análisis y de libros sobre lo que es la democracia auténtica; que la entiendan y sepan discernir. Lo que no quiere la sociedad es ver a una consejera presidenta cuyo más grande mérito fue haber sido secretaria particular del presidente del Consejo Estatal Electoral antes del cargo que tiene ahora, ni haber sido apenas asistente técnico de la Secretaría General; ni haber desarrollado tareas inferiores a la magnitud del cargo que tiene ahora, pues en su hoja profesional se le encuentra que fue encargada del área de Acceso a la Información Pública entre 2002 y 2013 y haber sido consejera ciudadana propietaria entre 2013 y el 2015.
¿Eso qué significa, aparte de ser cargos burocráticos?
Una consejera presidenta que no se le conoce haber realizado algún ensayo de análisis crítico sobre los procesos de elecciones y que ni tuvo la oportunidad de realizar siquiera alguna tesis académica sobre el tema y tampoco puede encontrarse en algún foro de exposición teórica explicando lo que entiende ella como elecciones, mucho menos lo que es aspiración ciudadana sobre la democracia.
Encontramos a la presidenta Karla Gabriela Peraza que apenas muestra como experiencia laboral haber sido auxiliar jurídico de la Procuraduría General de Justicia en el Estado entre 1997 y 98 y siendo auxiliar jurídico de la notaría 119 entre 1995-96. Y en esto es sorprendente cómo los dos cargos fueron realizados al mismo tiempo, que puede entenderse ahora como “conflicto de intereses”.
De carrera académica apenas se le puede encontrar asistiendo a cursos y seminarios cómo los realizados en octubre del año 2004 bajo el título “las campañas electorales” que no desarrolló ella, sino la Universidad Autónoma de Sinaloa y en este evento la titular del IEES no destaca haber tenido alguna participación expositiva en alguno de los doce eventos. Habla en su currículum de una serie de diplomados virtuales, de seminarios de actualización y cursos con títulos muy ambiciosos pero en ninguno aparece algún documento teórico, una tesis y menos un intento de análisis que hubiera elaborado ella misma.
Pero sí destaca coincidentemente que como sus antecesores en la presidencia del Consejo Estatal Electoral, la actual presidenta del IEES es socia del Colegio de Abogados “Lic., Eustaquio Buelna”, organismo que en algunos de sus informes anuales de actividades frente a la membresía, sus presidentes se ufanan de haber tenido socios incrustados como titulares en áreas del aparato gubernamental y en los órganos presuntamente autónomos y, prácticamente, todos los titulares del órgano electoral son miembros activos de dicho Colegio.
Con esto, se descubre que el Colegio de Abogados “Lic, Eustaquio Buelna” sigue siendo el dueño del instituto Estatal Electoral de Sinaloa, pero ni PAN, ni PRD, ni PAS, ni Morena, ni PT, ni PVEM y ni el “PAIS” se han dado por enterados; extrañísimo, ¿no?.