- Se aprovecha de su relación empresarial con el suegro del presunto candidato al Senado
Xicoténcatl Barajas
Muchas son las voces que no paran de decir que el cuestionado ex presidente municipal de Escuinapa, Bonifacio Bustamante Hernández, trafica con influencias y hace la intentona de sorprender a las cúpulas del Partido Revolucionario Institucional y al propio aspirante al Senado de la República, Mario Zamora Gastélum en su enfermiza obsesión de imponer al candidato a la Presidencia Municipal, al empresario radiofónico Francisco Millán Belmonte que junto a él formó parte del siniestro Ayuntamiento que llevó como slogan: “Juntos Transformando Escuinapa”.
Unido por los negocios con Daniel Ibarra “El Parnas”, suegro de Mario Zamora Gastélum, el “coyote manguero” del sur de Sinaloa no asimila que su época gloriosa en la política llegó a su final y que son otros tiempos los que se viven, además -externa la vox populi- que no tiene cara para pedir posiciones políticas cuando su desempeño fue desastroso y su trienio gubernamental uno de los más nefastos de que se tenga memoria en la “Perla Camaronera”.
Ahora, en estas pizcas electorales asoma la cabeza tras bambalinas y utiliza como títere al ex regidor Francisco Millán Belmote que tiene de político lo que “El Bony” de astronauta, olvidándose que siendo presidente de la Comisión de Hacienda en el Cabildo aprobó muchas de las irregularidades que detectó la Auditoría Superior del Estado y que valieron para inhabilitar a más de una decena de sus funcionarios, además, siguen las investigaciones del supuesto hackeo de la cuenta bancaria de la cual se desapareció como por arte de magia un millón y medio de pesos cuando él gobernaba.
Es por ello que algunas corrientes internas del tricolor están gritando desesperadas para que el proceso no se amañe, ya que, al parecer el CDM que ostenta el profesor Juan Vázquez, mejor conocido como “Juan Botellas” y Fernanda Oceguera Burques, aquella que siendo regidora se adjudicó un millonario proyecto acuícola, son quienes operan a favor de Millán Belmonte generando un clima de inestabilidad política que contrasta con las instrucciones del primer priísta en el Estado, Quirino Ordaz Coppel.