¡LO QUE SEA, QUE SUENE!
- Arrancan las campañas federales; frías e insípidas
- Los candidatos tienen que “ranchar” como los artistas; deben entender que las redes sociales no lo son todo
- Algunos políticos contemporáneos carecen de los valores más preciados del ser humano: dignidad y honestidad
Xicoténcatl Barajas
Otra vez la gente de mi Sinaloa querido escuchará por tres meses la perorata de los devaluados políticos que buscan ungirse como mesías y redentores del pueblo. Para empezar, ya transcurren las campañas federales de quienes buscan llegar a gobernar el País y de los que quieren sentarse en las curules del Senado de la República y del Congreso de la Unión. Todos dicen ser los mejores, sin embargo, la realidad se palpa en las calles de las ciudades de México entero, donde la irritación social es evidente por el hartazgo que existe en contra de la clase política que en las últimas décadas no ha tenido la capacidad de hacer de la nación un lugar seguro para vivir ni mucho menos para haber encontrado la solución al cúmulo de problemas que aquejan, principalmente, al económico que es el que más golpea a los sectores productivos y a las familias vulnerables. Aquí en la tierra bañada por los once ríos, el eco de los desesperados candidatos de los diversos partidos políticos y de los “independientes” no se escucha, las campañas iniciaron frías e insípidas, sin color ni sabor, no se ve la algarabía que en años no muy lejanos se vivía en los procesos electorales, cuando la participación de las y los líderes de colonias le ponían animación a las comitivas de promotores del voto; cuando se sudaba la camiseta y se empolvaban los zapatos, además, cuando a causa de las lluvias se enlodaban en los asentamientos más apartados de la periferia de las ciudades y, donde, seguramente dos o tres de los activistas políticos resultaban mordidos por algún perro roñoso de barriada. Todos esos ingredientes eran los que le daban la sazón a las campañas. Ahora, los tiempos han cambiado, las modernas campañas son organizadas por químicos electorales cibernéticos de escritorio, quienes con una computadora laptop como herramienta creen componer el mundo y se enclaustran en los bunker de los abanderados armando supuestas estrategias que resultan ser todo un fiasco el día D, ya que, durante todo el tiempo de campaña no tienen el contacto físico con el ciudadano, todo es virtual y, eso, es lo que ha venido en los últimos años pegándole en las urnas a todos los partidos políticos y hoy también a esos llamados “independientes”, pues han dejado de hacer el trabajo de tierra y se atienen a las llamadas redes sociales que son únicamente herramientas alternas y no el todo. Los políticos contemporáneos que en su inmensa mayoría carecen de los valores más elementales del ser humano, como son la dignidad y honestidad, deben de seguir el ejemplo de los artistas, sí, de los famosos que en su momento solo se dedicaron a recibir las regalías de las disqueras que eran las que comercializaban sus productos musicales y que les hacían llegar millonarias ganancias sin moverse de la comodidad que gozaban, cambiándoles el panorama la llegada del internet y la era cibernética, pues todo se les vino abajo, y el tren de vida que muchos tenían y que disfrutaban de lujos y otros privilegios se les fue, viéndose ahora forzados a realizar giras y subir a los escenarios para así poder obtener recursos que les permitan cuando menos subsistir ante el embate catastrófico de la época digital que, si bien ayuda bastante, también perjudica mucho, ahí está el claro ejemplo de lo que les puede pasar a los políticos si se atienen a la comodidad que les ofrecen los avances tecnológicos. Ellos deben y tienen que acercarse al electorado, no dejarle a su ejército cibernauta el trabajo de posicionamiento que, al final de cuentas puede resultarles contra producente, pues la sociedad quiere y merece conocer a sus futuros representantes de carne y hueso, así como sus propuestas y el respectivo plan de trabajo para poder emitir un voto bien razonado.