Redacción / ¡Aquí…Política con Tambora!
Autoritarismo, soberbia e intolerancia son tres conceptos que definen cabalmente la personalidad de algunos de los nuevos rostros que conforman el mapa político en el País. Se trata de personajes emanados del Movimiento de Regeneración Nacional, quienes no terminan de asimilar que el proceso electoral ya terminó.
En Sinaloa se hacen pasar por activistas: convocan a marchas y recurren al porrismo para “linchar” con señalamientos al gobernador Quirino Ordaz Coppel y a los funcionarios de su gabinete.
Se trata de agitadores con sueldo curtidos en las filas del lopezobradorismo radical con experiencia en capitanear grandes movilizaciones y plantones como el ocurrido en 2006 en pleno zócalo capitalino. Se mueven por varios Estados y muchos no son de aquí.
“Al Diablo con sus instituciones”, vociferó en aquel entonces Andrés Manuel López Obrador, y hoy pareciera que las acciones de sus discípulos también pretenden mandar a “El Diablo” la soberanía y autonomía de los Estados, entre ellos Sinaloa.
Sí, leyó usted bien. Sintiéndose poseedores de la verdad absoluta y utilizando el embuste como instrumento de manipulación, los morenistas en Sinaloa pretenden hacer pedazos la soberanía y autonomía del Estado y convertir el Congreso local en una oficialía de partes para que el futuro Presidente de México tenga un cheque en blanco y pueda hacer y deshacer en el legislativo.
Se les olvida que el gobernador constitucional sigue siendo Quirino Ordaz Coppel, quien fue elegido por el pueblo en un proceso democrático y constitucional, incluso mucho antes de que ellos dieran señales de vida en el escenario político, así es que, el que es primero en tiempo es primero en derecho.
Pero no todo es culpa de los legisladores electos de MORENA, como dicen por ahí: ellos nomás siguen línea, muchos ni siquiera entienden la magnitud de sus acciones y nadan hacia dónde va la corriente. ¡Cuidado!, sin darse cuenta podrían estar ahogando el futuro del Estado dejándolo sin contrapesos.
Pero no vamos muy lejos, en las últimas semanas se volvió imposible celebrar con orden una sesión en el Congreso del Estado, éstas transcurrieron entre gritos, groserías y mentadas de madre. Con cartulinas en las que se lee: “diputados de mierda”, “lárguense pinches ratas del PRIAN”, “rateros”. Se entiende que a nivel nacional existe un descontento con la clase política en general, pero, ¿será acaso ésta la nueva forma de hacer valer la democracia?
Aquí hay de dos sopas, a los diputados electos que todavía se suman a éstos movimientos o bien no les interesa mantener una relación diplomática con el gobernador Quirino Ordaz Coppel o no tienen idea del papel que habrán de asumir en los próximos meses. Hay quienes dicen que la sopa es mixta.
Lo mismo parece ocurrir con el senador electo Rubén Rocha Moya, quien ya olvidó a quien lo sacó del cajón del olvido y hoy le muerde la mano adelantando que no se dejará influenciar por el mandatario estatal, quien también le habría pagado a la constructora de su hijo que por años ha hecho obra para el Gobierno del Estado.
Pero quizá la máxima amenaza a la soberanía y autonomía de los Estados serán los coordinadores estatales de los programas federales que aglutinarían un poder similar al de un Gobernador y tendrían trato directo con el Presidente.
Han comenzado a circular rumores en las altas esferas respecto a la preocupación de algunos gobernadores quienes sospechan que AMLO ni siquiera los recibirá cuando haya asumido funciones. ¿Será?
Pero la gente de guinda no sólo ha despotricado contra el Gobierno sinaloense y sus instituciones, sino, que también lo hace con los medios masivos de comunicación a quienes tacha de “chayoteros” a diestra y siniestra por exponer sus vínculos nada honrosos o simplemente por esbozar una crítica sana para la democracia.
Sin elementos que respalden sus acusaciones, etiquetan a las y los reporteros y periodistas como vendidos, maiceados y demás expresiones que denostan la noble y apasionante actividad periodística.
¿No es acaso soberbia, intolerancia y autoritarismo?
¡Júzguelo usted!