Xicoténcatl Barajas
Conocido en el ejido Canan de la sindicatura de Costa Rica como el fiel “maletero” y casi hermano del finado dirigente campesino y ex regidor de Culiacán Abel Hernández Calderón, Francisco Jiménez a quien desde antes del descalabro del 1 de julio le ha tocado “chuparse” los labios con las mieles del poder, padece hoy el síndrome del ladrillo.
Atrás quedó “Pancho” Jiménez con sus botas enlodadas y su sombrero polvoriento, viejo y arriscado, así como sus guayaberas percudidas y el que comía cuando había en el “Sambur’s” de la Liga.
Ahora, viste de marca y come de lo mejor en los más finos restaurantes de Culiacán complaciendo su exigente paladar gracias a las remuneraciones y dietas que como diputado local aún percibe, mientras que los habitantes del distrito del sur de Culiacán que debiera representar se quejan de él por ser carente de palabra y un nefasto gestor.
Antes de ser diputado local por el PRI, Jiménez hizo la intentona de ser Síndico de Costa Rica, así como presidente del Módulo de riego AUPA “El Grande”, sin embargo, sus ilusos sueños solo quedaron en eso.
Pero “Pancho” habría de dar un golpe de suerte al aferrarse a ser diputado suplente de Carlos Montenegro Verdugo “El Charro” del Vizcaíno, alfil del funesto millanato que perdiera abruptamente la elección del distrito 18 ante el legendario y aguerrido líder campesino Ocadio García “El Cayo” de MORENA.
Quienes le conocen hasta sus mañas no dan crédito a lo que ven en la persona de “Pancho” quien con poquito poder perdió el piso y comentan entre ellos de manera socarrona que por eso Dios no les dio alas a los alacranes, ¿será?