Redacción/Aquí Política con Tambora
La llegada del doctor Emmett Soto Grave como presidente municipal de Escuinapa empieza a generar malestar en algunos escuinapenses que hasta hace unos meses se rasgaban las vestiduras por la denominada cuarta transformación, sin embargo, el galeno ahora no haya como suturar las heridas del pueblo de Escuinapa debido a su falta de oficio político, intolerancia y sentido común.
Se puede decir que las últimas semanas han sido críticas para el recién estrenado Alcalde escuinapense que encabeza la naciente pero funesta administración municipal, pues se han desarrollado una serie de acontecimientos que pusieron a prueba su capacidad de reacción como autoridad, dejando que desear, aunque no quieran reconocerlo.
Entre los sucesos se puede mencionar el asesinato de un menor de apenas 8 años de edad, para el que la autoridad no tuvo la sensibilidad de atenderlo de forma inmediata, sino más bien se escudó en justificaciones absurdas dejando entrever que lo que menos le importa es la seguridad de aquellos que le dieron su voto de confianza y por los que hoy ostenta el cargo que tiene.
Fue tal su falta de oficio que los reclamos y acusaciones no se hicieron esperar, pues de forma inmediata a través de las redes sociales circularon distintos comentarios en contra de la actuación del Alcalde, pues a consideración de los internautas éste le ha dado mayor atención al tema de los despidos de empleados sindicalizados, y al fomento de la ilegalidad al recibir en la zona limítrofe de Sinaloa sur a los migrantes centroemericanos que al asesinato del menor.
Lo peor del caso es la intolerancia de Emmett Soto Grave, quien ni tardo ni perezoso inició en conjunto con sus esbirros y barriletes de las redes una confrontación escrita en contra de quienes emitieron opiniones de reclamo por su actuar evidenciando su falta de prudencia y control. El caso no paró ahí, ya que, en su defensa argumentó que los ataques en las redes sociales forman parte de una campaña sucia en su contra, pues muchos de los comentarios se originaron en perfiles falsos que solo buscan perjudicar el trabajo que hasta ahora ha realizado, según dijo.
Queda claro que a los seguidores de Soto Grave les corresponde probar una cucharada de su propio chocolate, pues muchos de los que hoy justifican y defienden el actuar de la naciente pero funesta administración municipal fueron en buena parte quienes sin recato apabullaron el trabajo de las administraciones anteriores; vergonzosamente se observa a éste entrarle también a la discusión cuando lo sensato sería abstenerse de hacerlo. Por esta situación se puede pensar que su equipo de asesores no sirve y que su sueldo es un total desperdicio.
Hay que entender que los morenistas si es que se les puede llamar así, han estado encasillados en ser oposición para reclamar todo aquello que desde su percepción está mal; el detalle es que hoy están del otro lado y les corresponde asumir la crítica que antes sin descaro realizaban, es decir, no es lo mismo ser borracho que cantinero.
Cabe mencionar que en Escuinapa el slogan de los morenistas no puede ser aplicable en un cien por ciento, pues hay que considerar que la mayoría de los que hoy transitan en este partido es por conveniencia e interés, ya que, el triunfo de Soto Grave que, por cierto, es de ideología panista se le atribuye a sus allegados de partido que hoy despachan desde distintas dependencias, principalmente el regidor Alberto Ramos Corona, ex mandatario municipal que sostiene con Emmet una relación más allá de la amistad, pues es abuelo de dos de sus hijos.
También hay priistas y perredistas resentidos que, curiosamente quedaron fuera del proyecto político o bien su premio de consolación fue el de ser “voluntarios” y habrá que investigar si los “voluntarios” posteriormente no aparecen en la nómina y terminan siendo un lastre para las finanzas públicas que tanto pretendían defender.