- Denosta a medios de comunicación formales certificados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la SEGOB
Redacción
Dicen los suecos que la suerte no da y sólo presta, razón por la que hay que trabajar duro para conservarla, éste precepto parecen no entenderlo algunos políticos morenistas que ilusamente siguen creyendo que la devoción por AMLO los seguirá favoreciendo.
Para nadie es desconocido que muchos de los diputados locales que arribaron al Congreso del Estado en 2018 son unos auténticos desconocidos y en algunos casos unas “fichitas”. Hoy, sin embargo, navegan con la bandera de santos y hasta se dicen incorruptibles.
Ejemplo de lo anterior es el diputado Pedro Villegas Lobo quien ambicionó el poder desde que fue mesero y servía cafés en algunos restaurantes fifís de Culiacán: ver a los hombres y mujeres bien vestidos dándose una vida de lujo que pensaba inalcanzable lo orilló a emprender suerte en sus propios negocios.
Al más puro estilo del Lobo de Wall street reunió a un grupo de emprendedores a los que después de un tiempo terminó estafando, ya que, por medio de coperachas puso un restaurante que debido a una pésima administración, terminó quebrando y cerrando sus puertas.
Los socios pedían rembolso y respuestas debido a ese abrupto colapso financiero. Pedro no tardó en alardear supuestos vínculos con mafiosos locales y presumir influencias para evadir a sus acreedores.
De acuerdo a fuentes confiables, su mamá y familiares lo apoyaron en ese circuló de mentiras que dejó en la ruina a muchas personas que confiaron en él.
Al convertirse en legislador por Morena, se supo que el joven compró el silencio de algunas de sus víctimas y en otros casos se valió del fuero para no responder por sus actos.
“Háganle como quieran”, les dijo a los pobres ilusos que cayeron en sus redes.
Todo lo anterior está respaldado en notas periodísticas y asegurado por fuentes que prefieren omitir su nombre por temor a represalias: hombres y mujeres de bien que aseguran que el diputado local morenista es un lobo vestido de oveja.
Ahora sale a decir que le ofrecieron dinero para aprobar el presupuesto del Estado y que según no lo quiso, ¿usted cree?, si el dinero es su Dios, lo más seguro es que no le llegaron al precio o bien, puede ser que esté presionando para sacar más con sus declaraciones. Lo malo es que hay muchos medios patito que le publican lo que sube a las redes, ganando reflectores de a gratis.
Muchos consideran a este novel legislador como símbolo de la vanidad y el egocentrismo por las fotos que sube a redes sociales donde se muestra con playeras pegadas al cuerpo y una mirada que pretende ser seductora.
Según las malas lenguas la mayoría de las fotos se las toma alguien con quien sostiene una relación más allá de la amistad, es decir, su asesor, quien no se le despega ni un momento y lo acompaña a todas partes.
Con esa misma vanidad y falta de conocimiento de causa, Pedro ha atacado de manera ruin a los productores agrícolas de la CNC en redes sociales tildándolos de violentos y agresivos, cuando éstos defendían el concepto denominado cuota liga.
Por si esto fuera poco, el legislador de marras y marranadas ha denostado al gremio periodístico llamando pasquines a medios bien establecidos, certificados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación, como es el caso de esta Revista que, también paga impuestos y genera empleos.
“Así es Pedro, él va a buscar los reflectores mediante el ataque, también se hará la víctima, eso le gusta mucho a él, además tiene un ejército cibernauta compuesto por muchachitos que le comentan en redes para defenderlo, no sé sabe si les paga o nomás por bonito, pero le encanta que le estén poniendo comentarios”, expresan algunos de los que le conocen hasta sus mañas y que advierten la verdadera naturaleza de este diputado que, por cierto, dicen, cayó en un retén de alcoholímetro hace unos meses pero se registró en las celdas de la Policía Municipal con otro nombre, pero el caso es que está tramando la forma de ganar rentabilidad a fin de lanzarse a otro cargo de elección popular en el próximo proceso electoral.
