La lucha por la libertad de expresión corresponde a todos, y por lo mismo no es exclusiva de nadie, ni de un sólo sector en particular, señaló en tribuna la diputada Angélica Díaz , en vísperas de la conmemoración del Día de la Libertad de Expresión, este 7 de junio, quien aseguró que respetar la libertad de los demás a decir cualquier cosa, es respetar nuestra propia libertad de palabra, por ello, como Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos exhortó a las autoridades encargadas de la investigación de los casos en donde las víctimas han sido periodistas, a fin de que se haga justicia resolviendo agresiones de las que han sido sujetos.
“Desde la perspectiva de los Derechos Humanos, todas las personas tenemos el derecho fundamental a expresar de manera libre nuestras ideas, lo que, a su vez, implica la libertad de buscar, recibir y difundir información, ya sea oralmente, por escrito, o a través de las nuevas tecnologías de la información, lo cual no puede estar sujeto a censura por los gobiernos”.
Añadió que la libertad de expresión es el elemento crítico de la democracia, y sin la primera, la segunda no podría funcionar o prosperar; esta necesidad de expresarse libremente surgió por el afán de mostrar la verdad, principalmente, al señalar los malos manejos por parte de los gobiernos; por lo que se reconoce que es el elemento fundamental para la existencia de un Estado democrático y sobre todo para que la sociedad esté mejor informada.
“Reitero, el derecho a la libre expresión, es uno de los más fundamentales tanto para los individuos como para los de la sociedad en general, ya que es esencial en la lucha para el respeto y promoción de los derechos humanos. Sin la posibilidad de opinar libremente, de denunciar injusticias y clamar cambios, el hombre está condenado a la opresión, a la opresión política, a la opresión social, a la opresión religiosa, a la opresión total, al absolutismo”.
Díaz de Cuén añadió que por estas razones, el derecho a la libre expresión, es uno de los más amenazados, tanto por gobiernos represores que quieren impedir cambios, como por seres individuales que quieren imponer su ideología o valores personales, callando la de los otros.