Redacción
El Puente Negro es para Culiacán su identificación, los atardeceres vistos a través de las toneladas de acero son imponentes.
Fue erigido por encima del agua de los tres ríos que cruzan la ciudad y a más de 100 años de su llegada aún muchos locales, y en especial los foráneos, lo ven como su fuera la primera vez.
Su construcción inició en 1907 cuando la capital de Sinaloa era una pequeña comunidad desconectada de la modernidad de principios del siglo XX.
Fue el ingeniero estadounidense George Stranahan quien estuvo a cargo de la obra con un presupuesto de poco más de medio millón de dólares.
Día tras día los obreros trabajaron en las márgenes de los ríos para levantar cada una de las vigas, soldar los remaches y colocar los durmientes, tras doce meses de labores la tarde de un 29 de junio de 1908 la primera locomotora cruzó el Puente Negro.
Crónicas de la época señalan que la inauguración del puente y el paso del tren causaron revuelo en la localidad, los comercios cerraron y la gente se aglutino para ver la máquina de vapor; la ocasión fue tan especial que se preparó un baile de gala en la Plazuela Rosales.
El Puente Negro impulsó a Culiacán debido a que facilitó el traslado de mercancías a otras partes de la región además de los viajes de pasajeros.
En el siglo XXI el Puente Negro todavía es objeto de admiración y sello único e irrepetible de Culiacán.