Xicoténcatl Barajas
¿Quién fue en realidad “Chuy Toño?
Una mañana del lunes 20 de junio de 1960, el matrimonio formado por los señores Jesús Aguilar de los Santos y Jerónima Íñiguez de Aguilar, dieron a luz a Jesús Antonio Aguilar Iñiguez en la ciudad de Escuinapa, dando los primeros pasos de su vida en una casa ubicada por la calle Hidalgo, para después desarrollar su infancia en un barrio situado por la calle de la Paz.
El niño Jesús Antonio recibió de su señor padre el pegajoso y popular apodo de “Chuy Toño”, como se le conoció en su tierra natal; en Sinaloa, México, e incluso, en el extranjero.
Tercera generación al servicio del pueblo
Don Jesús Aguilar de los Santos fue un respetado y honesto Policía de Tránsito de viejo cuño en el sur de Sinaloa; en el vecino municipio de El Rosario de donde era nativo y en Escuinapa donde dejó una acendrada descendencia se desempeñó como Delegado de Tránsito por muchos años.
Siendo un chiquillo “Chuy Toño”, su papá le platicaba que su abuelo paterno don Jesús Aguilar Sánchez fue colaborador cercano del más joven general de la Revolución Mexicana, el Gral. Rafael Buelna Tenorio, conocido como “El Granito de Oro”.
También le contó que su abuelo logró ser presidente municipal de El Rosario y gracias a su tesonera gestión consiguió la construcción del puente sobre el río Baluarte en la carretera federal México 15.
Desde niño se fajaba una pistola de juguete
Así, poco a poco, entre pláticas, historias y su instinto natural “Chuy Toño” fue trazando en su imaginación su camino rumbo a la peligrosa pero apasionante carrera policial, tanto, que cuentan quienes lo conocieron de niño, que se fajaba una pistola de juguete a la cintura mientras entre silbidos y canto se dedicaba a bolear zapatos y lavar carros en la plazuela Corona de la “Perla Camaronera”.
Interesado por las leyes, “Chuy Toño” con muchos esfuerzos y sacrificios cursó la Licenciatura en Derecho en la Universidad Autónoma de Sinaloa en la ciudad de Culiacán, sin embargo, fue atraído más por la vocación policiaca, las pistolas y los rifles.
Antonio Toledo Corro y Roberto Robles Rendón como impulsores en su carrera policiaca
En 1982, Jesús Antonio Aguilar Íñiguez acudió con un buen amigo y compadre de su papá, un Policía de carrera con mucha experiencia, el extinto Roberto Robles Rendón, mejor conocido en aquella época como el hombre de las tres RRR, quien después de haber fungido como Inspector de Policía en algunos municipios de Sinaloa (incluido El Rosario) fue designado por el entonces gobernador Antonio Toledo Corro director de la desaparecida Dirección de Gobernación, dependencia que le abrió las puertas a “Chuy Toño” contratándolo como agente.
Desde ese 05 de agosto de 1982 se empezaría a trazar por el escabroso trajinar del argot policiaco la reconocida y amplia trayectoria de un Policía ancestral al servicio del pueblo que también abrevó de don Roberto Robles Rendón su sabiduría y sagacidad.
De su abuelo y su padre heredó el espíritu de servicio, la honestidad e institucionalidad y siempre portó con gallardía los uniformes de las corporaciones que dignamente representó.
“Chuy Toño” logró escalar peldaños a lo largo de toda una vida llena de vivencias dulces y amargas, pero, siempre con el ánimo de servir a la sociedad con pasión y entrega, prueba de ello, son los innumerables reconocimientos tanto de gobernantes como de sectores productivos y sociales de Sinaloa, así como de la iniciativa privada y corporaciones policiacas de Estados Unidos de Norte América como el FBI y la DEA a los que el escuinapense se hizo acreedor por su destacado trabajo en las distintas corporaciones que dirigió, entre estas, la Dirección de Seguridad Pública de su natal municipio; la coordinación en la zona sur de la extinta Policía Judicial; la Subdirección de la misma; la Dirección de la desaparecida Policía Intermunicipal; la Dirección de la Policía Municipal de Guasave y dos veces la Dirección de la extinta Policía Ministerial.
“Chuy Toño” se convirtió en una leyenda que traspasó fronteras, se cuentan cientos de anécdotas de él relacionadas a su quehacer policial, todas más buenas que malas.
Al escuchar el apodo de “Chuy Toño” a los malos les infundía temor y a los ciudadanos de bien les simbolizaba paz y tranquilidad.
Este Policía con amplia trayectoria fue tal vez el hombre más “codiciado” por la delincuencia, simple y sencillamente porque dio resultados positivos en el combate a este cáncer social que sigue lacerando a la sociedad.