- El empresario electricista y de grúas ha sido por años impulsor del desarrollo en el sur de Sinaloa
Xicoténcatl Barajas
La energía eléctrica ha sido el motor en su vida, conoció el positivo y el negativo en su juventud al trabajar al lado de uno de los impulsores y precursores de la electrificación en Sinaloa y sabe cuantos postes y kilómetros de cable cubren la zona sur en beneficio de miles de familias.
Él es Andrés Rodríguez, empresario electricista mejor conocido en Escuinapa como RODELEC, quien reconoce como su maestro en el oficio al extinto diputado local en la época del gobernador Leopoldo Sánchez Célis, a Manuel Pérez Velarde, quien encabezó junto con los ingenieros Rosalío Pizarro y Jaime Ceniceros Gutiérrez la Junta de Electrificación del Estado de Sinaloa, misma que fue apagando las cachimbas de petróleo y tractolina, encendiendo la luz en regiones recónditas que hoy gozan de ese beneficio al igual que las colonias populares más longevas.
Y son esos recuerdos de esfuerzo, perseverancia y pasión los que lo han hecho mantener ese espíritu de servicio que sigue sin apagarse a pesar de los años y las circunstancias de la vida, que en ocasiones han sido positivas y en otras negativas.
Aun así, ese ímpetu sigue firme, sin importarle los cortos circuitos que se le han presentado por celos o envidias con algunos actores de la política y gobiernos municipales que les cuesta reconocer que no precisamente se tiene que ser funcionario o político de renombre para aportar un granito de arena en pro del municipio de Escuinapa.
A Andrés Rodríguez nadie le puede regatear el haber sido el pionero y principal financiador del H. Patronato Voluntario de Bomberos Voluntarios de Escuinapa Sinaloa A.C, un bebé que creó y vio crecer hasta que le fue arrebatado de su tutela por intereses políticos en los que las manos del actual presidente municipal, Emmett Soto Grave estuvieron metidas, así como las de otros desagradecidos que están desesperados por encontrar un trampolín para saltar a la silla que calienta el galeno, como Jorge Hariz Piña y Mahomedalid Sánchez Luque.
Pero no son ellos los que con sus injurias y difamaciones tienen el poder para juzgar, sino, la sociedad civil que reconoce al también empresario de grúas industriales y expresidente del Club Rotario, a quien las muestras de gratitud por tan loable y humanitaria labor lo siguen enalteciendo.