A Andrés Manuel López Obrador, poco le falta para parecerse a Santa Claus. Ya tiene el pelo blanco; pretende ser dadivoso; recibe muchas cartitas, como el Viejo San Nicolás en esta época del consumismo avasallador e, igualmente, predica la cordialidad y armonía. Como el clásico jingle navideño “Noche de Paz, Noche de Amor” adoctrina que mejor haya reparto de “abrazos no balazos”, pese a que en Navidad se regalen muchos juguetes bélicos, aunque éstos si sean de verdad, no de madera ni de barro, como fue en nuestra niñez.
Al Presidente de México nada más le falta abultar el estómago, combinar el color blanco y el rojo en su vestimenta y cubrir su cabeza con un gorro púrpura terminado en una bola color blanco colgando en la punta, porque el “jo, jo, jo, jo”, de la risa fácilmente lo adoptaría. Como aquí no existen vehículos volátiles de tracción animal, trineos –halados por renos–, justificadísimo estuviera que siguiera montado en su camioneta blindada para movilizarse vía terrestre. Ello, porque hasta el avión Presidencial está vendiendo, por lo cual su segunda visita a los Estados Unidos –segundo en pocos días—la efectuó utilizando un vuelo comercial, en la segunda decena de agosto.
El Segundo Presidente de México que pasado los 60 años de edad –64 contra 62 que tenía Adolfo Ruiz Cortines cuando asumió la llamada Primera Magistratura del país, en 1952–, dirige los destinos del país, AMLO dio la impresión, el pasado 5 de agosto cuando estuvo en Sinaloa, que pudiera estar a punto de superar al personaje de la mercadotecnia radicado en el Polo Norte.
En esa visita nos hizo sentirnos grandes porque en lugar de “arbolitos de navidad”, tuvimos los frondosos árboles de la Plazuela Rosales donde los múltiples peticionarios entregaron su “cartita”, no a Santaclós, si no a López Obrador, –si se quiere fue un acierto estar en la acogedora sombra en ese día de temperatura de 40 grados centígrados y sensación de calor de 52 grados—. Sus adeptos y demás peticionarios, “ni lo vieron ni lo oyeron”, como es costumbre.
Nada que ver con la primera visita presidencial el 25 de enero del 2019, ni la del 11 de octubre del mismo año, en que hizo las primeras ofertas de grandes obras, todavía no iniciadas y, de estarlo desde hace años, tampoco continuadas como ofreció con la carretera Badiraguato-Parral, Chihuahua, la de Choix a Bachuchivo, Chihuahua y la Presa Santa María en el sur del Estado.
Nos sentimos inmensos, sin necesidad de estar poniendo cartitas en pinos navideños, tampoco en los “Dos Arbolitos”, menos ser cobijados por un “Álamo Grande”, tal como se conoce a una finca cercana a donde nació Jesús Estrada Ferreiro, donde otro hijo del “Chapo” Guzmán celebró sus nupcias, lo cual no mereció explicación alguna, –de la visita, no de los contrayentes– pese a los descalificatorios comentarios que se produjeron, como por aquél saludo del Presidente a la mamá de Joaquín Guzmán Loera, en Badiraguato, y la orden de dejar libre a su nieto Ovidio, esto último el 17 de octubre del 2019, sino porque ese gesto de depositar las “cartitas” bajo la fronda de las plantas nos trasladó a un nivel superior de los orgullosos aztecas que su “ahuehuete” de Chapultepec, lo inmortalizaron como el “Árbol de la Noche Triste” porque Hernán Cortez bajo sus ramas derramó lágrimas por la derrota, como los pescadores hoy lloran de rabia y desesperación porque es hora de que nadie los escucha ni atiende sus demandas.
Si los prolegómenos de Navidad se inician, por tradición comercial, de octubre en adelante, aquí se anticipó a agosto. Y no tuvimos necesidad de un “árbol de navidad”, monumental, como el de Nueva York. Modestos y benefactores árboles de la Plazuela Rosales, protegieron las “cartitas” no para Santa Claus, sino para AMLO.
Para rematar y estar a tono con la tradicional festividad la reforma electoral local establecerá que el 23 de diciembre, un día antes de la Nochebuena, se iniciará el proceso comicial. El legendario San Nicolás pudiera traer candidaturas para aquellas y aquellos ciudadanos que se hayan portado bien y no hagan “caravana con sombrero ajeno”, como los funcionarios públicos que utilizan vehículos oficiales para proyectar una imagen en campaña.
En el trayecto de Culiacán a Navojoa, el Gobernador Quirino Ordaz Coppel acompañó al Presidente Andrés Manuel López Obrador, para ratificar la institucionalidad que existe entre ambas instancias. Deben haber arreglado el futuro político de la entidad, al menos en cuanto a la sucesión del empresario mazatleco se refiere. Si así no fue ¿entonces a que vino otra vez a Sinaloa López Obrador? De lo contrario, en Morena o el PRI estaría el “tapado”, por lo cual el Senador Mario Zamora, ya mandó un buscapiés al difundir una reunión con el presidente nacional del PAN, Marko Cortez.
Para eso, el propio presidente nacional del PRI, el exgobernador de Campeche apodado “Amlito”, reformó en lo “oscurito” los estatutos del Partido que fundó Plutarco Elías Calles y dejó en manos del CEN la facultad de postular al candidato. Los nuevos ordenamientos disponen que aspirar a candidatura por representación proporcional no asegura postulación alguna. Lo peor es que para ser candidato a Gobernador o a Presidente Municipal tampoco existen las plurinominales en la Ley Electoral. Pésima decisión para muchos interesados cuyos puestos de elección popular que han alcanzado y disfrutado han sido “pluris”, sin gastar ni las suelas de sus zapatos en campaña.
Debe exigir el Jerarca Nacional del tricolor que los aspirantes a una candidatura que prediquen la honestidad, crean y apliquen ese precepto desde la cabeza a los pies, ya que hasta con el cambio de modito de andar y de color del pelo pretenden engañar. Riesgo habría que si algunos de esos “pinta canas” se presentara con sus mentiras resuciten los “cohetes chanateros”, utilizados en las siembras de arroz, cuando en Culiacán habían 9 plantas arroceras, para espantar a las negras aves.
Ya que citamos las continuas visitas de AMLO a Sinaloa, aunque solo nos traiga, como los misioneros, el mensaje de “amor y paz” recordamos que José López Portillo en su periodo gubernamental visitó los 18 municipios de la Entidad. En cambio Gustavo Díaz Ordaz creo que sólo vino a Sinaloa en campaña. Las visitas de aquellos Presidentes nos dejaron grandes obras.
El Tabasqueño pudiera emular a Jolopo o a Luis Echeverría Álvarez, esté último se pasaba horas y horas sentado escuchando discursos y halagos y llegó a realizar giras de dos días por la entidad, incluida la de la primera detonación de inicio de la construcción de la Presa Huites, en Choix.
Primer “Izquierdista”. Por cierto que hasta el momento de escribir esto, Luis Echeverría era uno de los más longevos ex Primer Mandatario. Todavía vivía. También fue el primer exPresidente en haber sido juzgado judicialmente por crímenes de los cuales se les responsabilizó, como los de junio de 1971. Así mismo LEA fue también el Primer Presidente que intentó hacer un gobierno de izquierda. Políticamente trató de acabar con Fidel Velázquez Sánchez, poderoso dirigente de la CTM. Dentro de ese concepto, expropió tierras en el Yaqui y Mayo para entregárselos a los campesinos; se declaró a favor de los países del tercer mundo, rompió con Chile, España y con el dictador español Francisco Franco.
Fue el creador de la Secretaría de Turismo, Infonavit, Conacyt, Comercio Exterior y la Profeco. Concedió la mayoría de edad a partir de los 18 años a los jóvenes; organizó el IMPI y el DIF, creó del DAAC (Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización) la Secretaría de Asuntos Agrarios, siendo Félix Barra García el Primer Secretario, luego procesado y encarcelado por descubrirle malos manejos.
Así que AMLO puede ser considerado el Segundo Presidente de Izquierda. Al menos la organización que fundó y con la cual se catapultó a la Primera Magistratura del país, MORENA, se inscribe en esa corriente política. Por lo pronto ya se reunió con los 8 Cobanaros de la tribu Yaqui y les ofreció que el gasoducto, en construcción desde Texas, no pasará por tierras de Bácum. Que también irá a consulta popular el detenido proyecto de la planta de amoniaco en Topolobampo.
Se recuerda que así como LEA vino a poner en marcha la construcción de la presa Huites, López Portillo construyó el puente sobre el Río Piaxtla, comunicando a San Ignacio, y que si López Obrador construye, como ya lo anunció la carretera que une a este Municipio con Tayoltita, Durango, la obra dará cima su proyecto, necesaria porque es el tramo más corto para comunicar a Sinaloa con Durango, o sea de menos kilometraje. López Portillo ha sido el único Presidente de la República que ha visitado San Ignacio. Cuando estuvo allí para inaugurar el puente –ni siquiera el huracán “Lydia” le hizo cosquillas–, que eliminó el uso de canoas y batangas para cruzarlo, le cantaron el corrido de Guaymas, compuesto por su bisabuelo.
En tanto López Obrador, cumple con lo dicho por el exgobernador Alfonso G. Calderón de dejar las “cómodas oficinas” de Palacio para salir a “darse baños de pueblo” hasta la fecha, no ha venido ni a supervisar ni inaugurar una gran obra. Al principio del mes constató la construcción de un dren y su visita, como cuando fue a Badiraguato meses atrás, realzó la figura de un discutido personaje actual para darle fuerza al imaginario popular.