Xicoténcatl Barajas
Aunque nació en Guamúchil, la diputada local Magaly Inzunza Valenzuela siempre ha lucrado políticamente con el sector Barrancos, conjunto habitacional en el que vivió cuando recién llegó a Culiacán.
Fue beneficiaria en ese entonces de las políticas del líder cetemista Juan Sigfrido Millán Lizárraga que llegó a ser gobernador de Sinaloa y de quién después se deslindó para hacerse al lado de Jesús Vizcarra Calderón de manera convenenciera creyendo que iba a ganar la gubernatura.
Quien fuera por obra y gracia del empresario de la carne la dirigente sempiterna del sindicato del Hospital Civil donde la recuerdan no por su capacidad de liderazgo, sino, por ser una líder charra de esas que venden sus luchas a la parte patronal.
Hoy, Inzunza Valenzuela está en el ocaso de su trayectoria política, por eso ya no le importó la gente del Infonavit que por años le sirvió con su credencial de elector para llenar las encuestas de escritorio que su partido, el PRI le encargaba, así como para ser regidora municipal de Culiacán.
Al ver que las circunstancias políticas ya cambiaron y que las generaciones de ese importante asentamiento humano están desinteresadas de la política porque siempre los engañó para obtener solo beneficios personales, regresó a su tierra natal en calidad de diputada de regalo a presentar un informe del que poco o nada reveló para beneficio del pueblo salvadorense, sino más bien, sus intenciones son desplazar a los políticos bien paridos de la región del Évora que aspiran a la alcaldía o a una diputación local.
Hay quienes dicen que está haciendo “ruido” para ver si en la próxima zafra electorera logra arrebatarle a los que tienen derecho cuando menos una regiduría y seguir disfrutando de las mieles del poder, más con esta crítica situación que está dejando la pandemia del Covid-19.
Lo cierto es que la vox populi ya la comparan con la guasona india María, porque ya no es ni de aquí ni de allá. ¿?