A.B.Z.
Gracias Dios por permitirme llegar y ver un aniversario más del producto periodístico que inicié aquel 1 de octubre de 1976. Son 44 años de periodismo para el pueblo, con altas y bajas, agradecimientos y reconocimientos, así como también desprecios y reclamos, pero aquí sigo tundiendo teclas en mi edad biológica de 77 años, sorteando el vendaval que ha generado la pandemia del Covid-19 y con mis achaques propios de la tercera edad, pero espero seguir caminando y cumplir otro año más y si se puede muchos, pues creo a pie juntillas en el todopoderoso que salvará a la humanidad de este terrible mal que está cobrando muchas vidas. Por el momento, al redactar estas líneas llegan a mi mente recuerdos inolvidables de toda la brega y camino periodístico que he recorrido durante 55 años cuando empecé en estos menesteres al lado de mi inolvidable maestro y cuñado Ramón Martínez Montes, quien fuera el fundador y primer presidente de la Asociación de Periodistas de Sinaloa para después de manera independiente forjar este medio de comunicación que usted tiene ahorita en sus manos. No ha sido fácil, pero tampoco imposible, a pesar de tropiezos y cambios tanto de políticas públicas y régimenes de gobierno intolerantes a la libertad de expresión y en materia de la información y medios de comunicación, asimismo, de avances tecnológicos que no han podido hasta ahorita desaparecer del todo el papel y olor a tinta, ni mucho menos este producto tangible que sigue sirviendo a los sinaloenses como un paladín o portavoz de ellos, dando cuenta del acontecer político, social, cultural, educativo y económico de nuestra región que, a nivel nacional es una de las más importantes. Como ejemplo ahí están los tradicionales mercados municipales de las principales ciudades y pueblos de Sinaloa que siguen operando a pesar de la inundación de supermercados y trasnacionales; ahí están también viendo pasar el tiempo y las generaciones las pinturas rupestres plasmadas en las cavernas y petroglifos diseminados por todo el mundo expresando mensajes, algunos decodificados y otros aun sin descifrar, pero siguen por el siglo de los siglos, por eso creo, pienso y confió que el periodismo escrito seguirá a pesar de que las nuevas generaciones estén sometidas e hipnotizadas con los medios electrónicos que sí ayudan pero que también perjudican en el consumismo de información superficial que no aporta mucho al engrandeciendo de la sociedad. Doy gracias pues, a nuestros lectores, patrocinadores y anunciantes porque de manera muy inteligente siguen optando por una fuente informativa creíble y legalmente constituida a pesar del boom informático y de la era de los virus…Y nos despedimos con decir que: ¡La Libertad de Expresión es Nuestra Mejor Arma de Justicia Social!