A los políticos contemporáneos no se les conoce ideologías y, si las tienen no las practican, pues no les importan, al fin de cuentas hacerla de changos macateros ya no les da vergüenza; trepan y saltan de un partido político como si cambiaran de calcetines, sin pudor ni recato, ellos solo quieren seguir prendidos de la ubre presupuestal y son capaces de hacerla de todo para aparecer en las boletas electorales del 2021 tratando de engañar al pueblo que tiene por lo menos dos décadas viendo los mismos rostros que se reparten los huesos políticos. Ahora son proclives a la “encuestitis”, se auto engañan y creen que la gente es ingenua, aunque todavía hay quienes los siguen en las redes sociales que ya tampoco enredan a muchos. Un día las famosas encuestas que mandan hacer favorecen a Juan, otro a Pablo y otro a Pedro, pero en realidad no son sondeos o ejercicios serios hechos por consultorías o encuestadoras legalmente constituidas. Son parámetros realizados a modo, es decir: el que paga manda, así de sencillo. Y así, con este tipo de artilugios los que se dicen políticos de vanguardia y el relevo generacional piensan embaucar a las masas sociales para que emitan su voto a favor en las urnas, cuando por ninguna colonia, ni pueblo ni rancho se le ve a alguien preguntando si conocen a tal o cual político o, que virtudes o defectos tiene. Para empezar, quienes de carne y hueso pueden hacer encuestas reales tienen miedo de pisar terrenos que son dominios de la delincuencia, donde sin permiso no más no entran, y eso es en todo el territorio nacional, así, es que se antoja difícil que las ya muy trilladas y engañosas encuestas de medición tengan alta dosis de credibilidad y certeza porque se realizan desde un escritorio y computadora y no en campo… Y nos despedimos con decir que: ¡La Libertad de Expresión es Nuestra Mejor Arma de Justicia Social!