- Cascajo político
Redacción
Después de un turbulento año 2020, golpeado por la mayor crisis sanitaria contemporánea de la que se tenga registro y que aún no se ve una fecha clara de su culminación pese a tener una cura que ya se viene aplicando, a México no le paran de llover agravios a diestra y siniestra en lo que queda de su ya frágil estructura social, pues pareciera que, siempre que hay acontecimientos sin precedentes la mancha política sea inseparable de los mismos.
Diciembre sirvió como alfombra roja de lo que está por venir este 2021, pues sin necesidad de que hubiese coronavirus en sus organismos los políticos mexicanos comenzaron a calentarse febrilmente, haciendo maquiavélicos planes rumbo a las elecciones que se denominan como las más complejas y vaya que sí. Cínicamente, PRI, PAN y PRD, quienes antes eran acérrimos enemigos y se disputaban el poder, forman la coalición “Va por México”, una clara evidencia de la debilidad que sufre cada uno de esos partidos individualmente así como una publicidad gratuita para AMLO, quien siempre los ha acusado de ser el cáncer del país, tachándolos de corruptos, nunca antes se había visto que alguien se pusiera en la mira de forma tan evidente, pareciera que no han aprendido estos últimos 3 años, desde aquel aplastante 2018.
Morena nada tiene que envidiarles a estos tres, porque de igual forma ha sido blanco de polémica desde que comenzaron los registros para sus candidatos, a nivel estatal el caos es un espectáculo de la nula estructura política interna en dicho partido, como también la falta de escrúpulos a la hora de aliarse. Hay quienes señalan que quien está detrás de la “democrática” selección de personajes que representen en la contienda electoral, es nada más y nada menos que el presidente de la República, quien ya ha amarrado negocio con sus aliados políticos más cercanos y quienes han sido sus defensores en sus respectivos estados, amarres donde no entra ya el color partidista que lo llevó al triunfo, porque como dicen: negocios son negocios. Esto, como era de esperarse, no fue algo que le agradara a quienes aun se dicen ser mártires o representantes del pueblo por mero amor al arte, pero la realidad es que estos individuos delirantes se encuentran obcecados en un mundo diferente, donde la pulcritud de López Obrador sí existe.
La mayoría de los ciudadanos no saben a quién irle, se ven bombardeados en las redes sociales convertidas en campo de batalla, los trapitos al sol ya son un circo desvergonzado, hasta se llega a pensar que la figura del criminal se ha normalizado en el político, golpeteos mediáticos por todas partes, publicidades agresivas y desinformación a la orden del día, veneno para la mente critica y el pensamiento, es así también como se desenvuelven las estratagemas modernas de la política, metiéndose en la cabeza de la persona.
Junto al peor escenario posible que es el de Morena con la mayoría del poder político del país bajo su mando, se presenta un estado cultural lleno de ambigüedad, donde no hay valores sólidos que puedan representar una ciudadanía fuerte, por lo tanto, esto sin duda repercute con el mensaje que se da en la estructura social. Síntoma muy evidente del malestar civil que existe, pues todo es una lucha donde el deseo de dominio reluce sin tapujos, en todo su esplendor el poder por el poder, donde la democracia es una cosa inexistente y el respeto mucho menos, cuando no es por una cosa es por otra, así es como se han ido dejando de lado las problemáticas esenciales de la nación mexicana y que impactan día a día en la cotidianidad de las personas.