A.B.Z.
Por siempre se ha dicho que el arte de hacer política es saber batir bazofia, tragarla, digerirla, expulsarla y volverla comer sin hacer gestos, sin embargo, los actores políticos del momento que se atascan como si fuese un lodazal, dejándose ver algunos muy puercos y más trompudos, pestilentes que buscan únicamente el beneficio propio o el de unos cuantos. Ahora sí se acabaron las ideologías. Las traiciones, cambios de rieles, golpeteos, zancadillas y la pérdida de la vergüenza, así como de la dignidad y de los valores más preciados del ser humano, es lo que ve una sociedad escéptica que está más “bombardeada” y desinformada en esta época tan digital en la que los charlatanes, “influencers” y pseudoperiodistas de las redes sociales tienen encandilados a la mayoría de los políticos que no se informan, ni analizan, mucho menos disciernen temas delicados e importantes para poder gobernar y, que se aventuran tratando de captar la atención ciudadana con un desconocimiento total de los problemas y sus posibles soluciones; carentes de propuestas viables que incentiven a votar. Y hoy por hoy, todos los que participan por un puesto de elección popular están influenciados por los espejismos baratos que les venden los “asaltantes de la pluma” vía internet, así como las tan criticadas encuestas a modo. El pueblo no haya a quien elegir, todas y todos los candidatos recurren a las mismas mañas y prácticas anquilosadas, algo modernizadas por cierto, pero no hay nada nuevo bajo el sol; la madre de Dios sigue siendo María y no Lencha como intentan hacer creer a los votantes ávidos de políticos y gobernantes serios, no payasos que sin moral, capacidad y sin poder mirar a los ojos a la gente hacen sus estratagemas apoyados por los gurús cibernéticos que hasta se sienten los mesías de la política que se dicen capaces de cambiar el mundo con sus hechizos digitales, y más cuando la pandemia del Covid-19 les vino a poner de pechito a los incautos políticos que quieren confundir con sus falacias al ciudadano noble, sufrido y aguantador que, desgraciadamente se encuentra hipnotizado con la tecnología y enredado en las redes sociales sin conocer lo que en realidad sucede con tanta capirotada de candidatos.