Redacción
Los candidatos a diputados locales y federales, así como a las respectivas alcaldías de los distintos partidos en Sinaloa, “relumbran” por su nula actividad en las campañas políticas. Si a los ciudadanos se les pregunta por el nombre de estos individuos lo más seguro es que no haya respuesta alguna, dado que, estos personajes no salen a las calles a que les pegue el sol haciendo su trabajo y además por que son “conchudos” que no le invierten a su labor proselitista ni a su imagen.
Donde sí se les puede ver, es en las distintas actividades encabezadas por los candidatos a la gubernatura de sus respectivos partidos. Ahí es donde hacen gala con su presencia, “colgados” de los eventos ajenos, muy sonrientes en la foto y, después de eso, vuelven a desaparecer. Tratan de emular el efecto AMLO con el que Estrada Ferreiro lamentablemente ganó en el 2018 la presidencia municipal de Culiacán.
Que no les sorprenda pues, a estos intentos de político, que el próximo 6 de junio la humillación les llegue cuando ni un solo voto sea a favor de ellos, bien merecido lo tendrían y eso los bajaría de esa nube desde la que se consideran estrellas de la farándula o referentes del espectáculo.
Haciendo uso de las redes sociales se promocionan y autoproclaman como los candidatos perfectos, una estrategia que utilizan para evitar la crítica constructiva, la opinión pública e invertir en medios formalizados, certificados y registrados ante la SEGOB y el INE, pues ellos prefieren las imágenes en las que se vean sus hipócritas acciones con la sociedad, ya sea el saludo o la foto para el Facebook, el Instagram o el Twitter, sin dejar de mencionar sus ridiculeces en Tiktok, por lo que simplemente se pueda vislumbrar su sonriente semblante; es pues, el egoísmo en su máxima expresión, tal cual una estrella cibernauta. Se les olvida que su labor es hacerles llegar a los sinaloenses propuestas y alternativas para un mejor bienestar social en caso de ganar las elecciones.
¿Qué puede esperar la ciudadanía de estos individuos? Sin duda alguna representan la ruina de la estructura social, son fantasmas que en la vida real no tienen una presencia física, por lo que los desamparados y vulnerables prologaran su tormento si alguno de estos impostores de la política llega al poder, pues queda claro que sus propósitos son ajenos a la gestión pública en pro del pueblo. Los cabecillas de las campañas electorales, en este caso los candidatos a la gubernatura que, es la joya de la corona, deben de darse cuenta de las rémoras que cargan a sus espaldas, que lejos de sumarles puntos positivos lo único que traen consigo son aspectos negativos que en nada ayudan a su posible triunfo.