- No les obliga hacer uso del Registro Nacional de Proveedores para pautar publicidad en medios bien reglamentados
Xicoténcatl Barajas
No tiene la culpa el indio sino quien lo hizo compadre, y hoy las candidatas y candidatos se encuentran enredados en sus redes sociales, en las fauces de ese monstruo de mil cabezas que va creciendo y devorando a la sociedad entera, desde niños, jóvenes y adultos que están inmersos en un mundillo artificial, desorientados y mal informados por la sobresaturación de contenidos que la mayoría de los casos son tóxicos y que generan convulsión y confusión entre las masas, más en estos tiempos de campaña.
Las reglas del juego en materia electoral no las están acatando los partidos políticos ni los contendientes, y los órganos electorales encargados de hacerlas valer se encuentran como “el tío Lolo”, ni escuchan ni oyen, son omisos y permisivos de las violaciones flagrantes a las leyes.
En primera instancia, hay quienes ya no aguantan la guerra sucia, injurias, descalificaciones y todo tipo de ataques que se vierten en el torrente de las redes sociales, en los que al calvo le arrastra el pelo; el ciego ve; el sordo oye y el cojo corre.
Y todo esto, porque el INE y el IEES les permitieron utilizarlas como el principal medio de comunicación y no como herramientas alternas, sin obligarlos a difundir sus propuestas de campaña y publicidad en los medios de comunicación legalmente constituidos y reglamentados por la Secretaría de Gobernación, los cuales se encuentran dados de alta en el Registro Nacional de Proveedores del propio INE.
Todos los que buscan puestos de elección popular en su gran mayoría se encandilaron con los espejismos que les ofrecieron los fayuqueros del Facebook, instagram, twitter y tiktok, sin pensar que a la postre les saldría contraproducente porque algunos han terminado denigrados y quemados en este tipo de plataformas digitales, además, “empapelados” en las agencias del ministerio público entablando denuncias penales por delitos que van desde suplantación de identidad hasta calumnias y lo que resulte o, en su defecto, demandados y defendiéndose ellos por hacer mal uso de las tecnologías para injuriar y descalificar a sus adversarios políticos u oponentes, en síntesis, se enredaron en sus redes cayendo en su propia trampa.
Ante esto, tanto el INE como e IEES tienen mucha responsabilidad, pues desde un principio fueron cómplices de los partidos y candidatos porque el presupuesto asignado a ellos lo han invertido en medios informales que no tributan en el país por tratarse de plataformas digitales extranjeras que se llevan el dinero del pueblo.
Un caso que se puede citar como ejemplo es el de la escandalosa red de difamación digital en la que se han visto involucrados periodistas, políticos y estudiantes, el cual está siendo investigado por la Fiscalía General de Estado.
También, el del abanderado a la presidencia municipal de Mazatlán, de la alianza “Va por Sinaloa” Fernando Pucheta Sánchez, quien acudió a interponer denuncia formal por supuesta difamación en páginas de Facebook surgidas al calor del proceso electoral que se vive en la entidad.
Pero el polémico Pucheta también es amante de las redes sociales y, mediante ellas se ha ganado la fama de ser un influecer guasón, carente de cultura y de seriedad, enviando mensajes insanos a la población, pues casi casi le hace la competencia a los “notigerma”, además, fue comentado por políticos y periodistas del puerto de practicar el deporte del linchamiento desde una granja digital, habilitando para eso a uno que otro escribano desahuciado del puerto.