* Aluden de manera socarrona por candidatos siniestros del PRI y Movimiento Ciudadano.
Xicoténcatl Barajas
Si hay algo que distingue a la gente de Escuinapa es su manera de expresarse, en tono irónico, socarrón, pegándole en lo que más le duele a más de dos, por algo le llaman a uno de sus barrios “la mecha ardiendo”.
Y en este proceso electoral durante las campañas políticas la candidata del PRI, Fernanda Oceguera Burques y Hugo Enrique Moreno Guzmán “El Yiyo” de Movimiento Ciudadano no se han escapado del escarnio popular por sus controvertidas trayectorias políticas, plagadas de actos deshonestos cometidos cuando ambos fungieron como alcaldes y que le dieron una probadita a las mieles del poder.
A la dama que quiere reivindicarse después del escandaloso proyecto productivo de tilapias que bajó de la CONAZA mediante una sociedad en las que se incluyó a mujeres del valle del municipio, la peste de ese producto de escama parece estarle contaminando su campaña, pues no ha prendido, aun y cuando tiene el respaldo de su padrino Bonifacio Bustamante Hernández, quien se jacta en decir que es socio del suegro de Mario Zamora, Daniel Ibarra “El Parnas” en un empaque de mango en el ejido el Porvenir del municipio de Ahome.
Lo cierto es que los escuinapenses le hacen el fuchi a Fernanda Oceguera, pues la peste de las tilapias la tiene muy impregnada todavía y ni con los baños de pueblo que se da se le ha podido quitar.
El zalamero Yiyo también se enfrenta al rechazo social, sus locuras y payasadas más allá de lo que usted puede imaginar no le han servido en esta ocasión para convencer al pueblo que está ávido de gobiernos serios y transparentes que pongan en alto al municipio no por sus malas acciones, sino, por su capacidad de liderazgo para sacarlo del hundimiento en que se encuentra por obra y gracia del insipiente alcalde Emmett Soto Grave, quien está “apoyando” a Fernanda Oceguera Burques.
La gente lo dice en las colonias populares de Escuinapa y en los ejidos, así como en comunidades del municipio, que no quieren más peste de tilapia ni payasadas que denigren la imagen de “la perla camaronera”.