- Andrés Rodríguez Hernández fue otra víctima del Covid-19
Xicoténcatl Barajas
La energía eléctrica fue el motor en su vida, conoció el positivo y el negativo en su juventud al trabajar al lado de uno de los impulsores y precursores de la electrificación en Sinaloa y supo cuántos postes y kilómetros de cable cubren la zona sur en beneficio de miles de familias.
Él fue Andrés Rodríguez, empresario electricista mejor conocido en Escuinapa como RODELEC, quien falleció víctima del letal coronavirus, reconociendo siempre como su maestro en el oficio al extinto diputado local en la época del gobernador Leopoldo Sánchez Célis, a Manuel Pérez Velarde, quien encabezó junto con los ingenieros Rosalío Pizarro y Jaime Ceniceros Gutiérrez la Junta de Electrificación del Estado de Sinaloa, misma que fue apagando las cachimbas de petróleo y tractolina, encendiendo la luz en regiones recónditas que hoy gozan de ese beneficio al igual que las colonias populares más longevas.
Y fueron esos recuerdos de esfuerzo, perseverancia y pasión los que lo hicieron mantener ese espíritu de servicio que siguió sin apagarse a pesar de los años y las circunstancias de la vida, que en ocasiones fueron para él positivas y negativas.
Aun así, ese ímpetu siguió firme, sin importarle los cortos circuitos que se le presentaron por celos o envidias con algunos actores de la política y gobiernos municipales que les costó mucho reconocer que no precisamente se tenía que ser funcionario o político de renombre para aportar un granito de arena en pro del municipio de Escuinapa.
A Andrés Rodríguez nadie le podrá ya regatear el haber sido el pionero y principal financiador del H. Patronato Voluntario de Bomberos de Escuinapa Sinaloa A.C, un bebé que creó y vio crecer hasta que le fue arrebatado de su tutela por intereses políticos, en los que las manos del nefasto presidente municipal, Emmett Soto Grave estuvieron metidas.
La sociedad civil hoy está de luto porque el electrificador del sur de Sinaloa se ha ido; el empresario de grúas industriales y expresidente del Club Rotario que nació en Concordia pero que echó raíces en la “perla camaronera”, a quien las muestras de gratitud por tan loable y humanitaria labor lo seguirán enalteciendo para legado y orgullo de su familia.
¡Descanse en paz!
