- No hay nada que festejar en el aniversario de su municipalización
Xicoténcatl Barajas
De la Villa de Escuinapa que en septiembre de 1915 se desprendió de lo que fue el distrito de El Rosario para abrirse paso hacia el progreso y desarrollo con autonomía plena para poder contar con gobiernos municipales propios que tuvieran más capacidad para hacer de la otrora pujante “perla camaronera” un lugar digno para vivir, consolidándose con el devenir de los años como una región próspera por sus riquezas naturales a principios del siglo XX que dieron brío y bonanza a sus habitantes, sólo vestigios quedan.
La prodigiosa región del cono sur de Sinaloa padece con tristeza de muchas necesidades que poco a poco van estancando su sendero, cuyo principal objetivo de quienes crearon el municipio fue perdurarlo como una fortaleza cada vez más creciente.
Sin embargo, con el paso de los años la tenacidad, pasión y entrega de quienes han representado al pueblo en los Ayuntamientos ha venido amainando, a tal grado que a punto se encuentra de colapsar por sus paupérrimas condiciones económicas y por la agonizante política con la que ha gobernado el doctor Emmett Soto Grave.
La principal actividad que detonó la municipalidad fue la pesca, que pasó a ser historia, la cual cimentó lo que hoy se está derrumbando. Después, fue el mango que trajo don Héctor Peralta y que también se convirtió en una de las principales fuentes de ingreso y que hoy está a punto de extinguirse. La ganadería aporta un porcentaje muy reducido en la economía local y la horticultura se encuentra en unas cuantas manos.
Escuinapa es un semillero de maestros, de ellos depende también en gran parte el circulante de dinero que hace que la vida no se detenga, como lo representa de igual forma la venta de cerveza que se consume a raudales.
Los escuinapenses sufren el retroceso ante la falta de empleos, condiciones dignas para vivir, nulos servicios públicos elementales y, desde luego, la incapacidad de un gobierno municipal intolerante e inepto cuyo presidente municipal resultó ser todo un fiasco y no lo que prometió su partido MORENA.
Y por si fuera poco, las catástrofes climatológicas que en los tres años los han golpeado, como fue el huracán Willa y Nora recientemente, han venido a darles el tiro de gracia aunado al vacío de autoridad que se tiene al estar por iniciar la transición de poderes.
El pueblo se encuentra enardecido y harto por las precarias condiciones de la emblemática “perla camaronera” que va contando años para ver si llega a otro siglo más de vida como municipio y, en este aniversario de municipalización no tiene nada que festejar, pues el desdén y rapacerías del presidente municipal hacia quienes son parte de sus orígenes es tanto que, hay quienes ya se organizan pensando en hacerle un juicio político en cuanto deje el cargo porque lejos de sacarlos del marasmo en que se encuentran inmersos, éste ni sufre ni se acongoja ante la grave crisis política y económica que los hunde y, al paso que van, pudiera Escuinapa fusionarse de nuevo con El Rosario, contrario a la populista creación de municipios pobres que se está dando en Sinaloa promovida por los diputados morenistas.