Xicoténcatl Barajas
Para la Comisión de Acceso a la Información Pública del Estado de Sinaloa en su más reciente informe, son los sindicatos y ayuntamientos los entes públicos obligados que más esconden información y que no rinden cuentas claras.
Así, en esa tesitura los trabajadores del Hospital Civil de Culiacán han venido denunciando la falta de claridad en el manejo de sus cuotas sindicales y diversos conflictos que está generando la lideresa sindical Verónica Franco Aceves, quien se siente protegida por el diputado local electo y próximo líder de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, Feliciano Castro Melendrez y por la senadora Himelda Castro Castro.
Ante los medios de comunicación formales y responsables, Franco Aceves no ha querido emitir información con relación a la situación sindical, entre ella, la creación de las 44 plazas laborales nuevas para sus allegados en las diversas áreas cuando las finanzas del nosocomio se encuentran prácticamente en rojo.
Sin embargo, como ya se publicó de manera puntual en ¡Aquí Política con Tambora!, del sindicato de esta benemérita institución brota pus y ella es quien está generando un cáncer de corrupción al interior de las lides gremiales donde tiene una antigüedad de 31 años, comisionada sin laborar en varios comités, además de traficar con influencias para favorecer a su familia, principalmente a su esposo e hijo, quienes venden las pólizas de seguro a los trabajadores a través de una aseguradora propia.
La enfermera, quien debiese velar por los intereses de 587 trabajadores de la salud, forma parte del proyecto político del diputado local electo por MORENA y hombre cercano a Rubén Rocha Moya, quien iniciará su gobierno combatiendo la corrupción y seguramente será aquí donde empiece la purga.
Franco Aceves practica la vieja política del sindicalismo charro, de horca y cuchillo con los trabajadores, violando de manera flagrante los estatutos al no rendir desde el 2019 ningún tipo de informe de actividades, mucho menos cuentas claras a la asamblea general, siendo su gestión un dolor punzante que padecen los sindicalizados por la enfermiza obsesión de poder y su descarado tráfico de influencias que ejerce beneficiándose ella, algunos esbirros y su familia y, por si fuera poco, pretende dejar de heredera en diciembre a Mireya Carrillo para que le “cuide las espaldas”.
Poco a poco, son más los trabajadores del Hospital Civil de Culiacán que se atreven a revelar la podredumbre que va desde la repartición de becas a sus más allegados de manera discrecional, las cuales ascienden a los 2 millones de pesos, así como la asignación de las horas extras y guardias repartidas a sus afines que vienen obteniendo hasta los 40 mil pesos mensuales, además, de los 600 mil pesos de cuotas sindicales y los 97 mil pesos para gastos de operatividad que les destina mensualmente la administración del nosocomio, de los cuales, no se sabe a dónde van a dar.
Pero lo más grave es, que su esposo Francisco Chávez, quien es asesor de seguros de INBURSA sea quien a través de la aseguradora “Primero Seguros” que recién acaba de constituir, venda a los empleados de enfermería, intendencia, mantenimiento, administrativos y cocina sus primas de seguros, mismas que están firmadas por su hijo que también es trabajador en el Hospital, es decir, el negocio es redondo y queda entre familia.
Por sus malas acciones, supuestos actos deshonestos, por ser impositora y no saber negociar a favor del trabajador, la lideresa se está quedando sola, ya que, integrantes del Comité han decidido no ser cómplices de sus latrocinios y otros han corrido con la mala suerte de ser “renunciados” de un plumazo por ella misma sin haber pasado por asamblea alguna, como fue el caso de Gustavo Burgos, Alonso Guisado, Judith Hernández y Nadia Terán.