ESTRADA FERREIRO: LA PERDICIÓN DE CULIACÁN

Redacción

Déspota, intolerante y hasta pecador de la ignorancia, son los rasgos característicos del presidente municipal de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, a quien además la vox populi le atribuye ser megalómano y abstraído con delirios de grandeza, pues ganó la reelección sin mover un solo dedo, gracias al efecto AMLO, por lo que se siente el dueño absoluto de la capital sinaloense.

Al más puro estilo abogánster que lo pinta de cuerpo entero y no como un verdadero estudioso de las leyes, utiliza el poder a su alcance de forma arbitraria y autoritaria, sintiéndose que está operando desde su malévolo despacho, haciendo trueques, juicios legaloides, leoninos y muchos maquiavélicos planes corruptores y se le olvida que está en la silla de la presidencia municipal para administrar los intereses de los culiacanenses de forma adecuada en beneficio, no de él y sus compinches.

Apodado “el Rey del moche” por recortar grandes porcentajes a las jubilaciones de policías, desdeñando los años de servicio que sacrificaron en una ciudad tan peligrosa como Culiacán y dejando en el desamparo a los huérfanos de las viudas, dan muestras de un infumable Estrada Ferreiro que quiere hacer lo que se le antoje, pues se siente amparado, según él, por poderes oscuros y el mismo presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador.

Pero fue este último quien en su pasada visita al Estado de Sinaloa focalizó su duda en dicho individuo, el cual no paraba de darle quejas y excusas en una reunión, a lo que López Obrador respondió: ¿entonces para qué te querías reelegir?, dejando a un Estrada Ferreiro en total evidencia de su ineficacia como alcalde de un municipio tan importante, pues al parecer le quedó grande el puesto.

Aun así, su ambición desmedida no se detiene, pues está «relamiéndose los bigotes» por la aprobación del posible y polémico proyecto que instalaría el servicio de metrobus en Culiacán, adjudicándose una obra que no le corresponde, además de rozar un posible moche millonario, aunado al hecho de que dicha inversión no es viable en la capital por las actuales condiciones y lo mismo ha declarado el gobernador electo, Rocha Moya al decir que no es prioridad.

Al controvertido munícipe no le basta con el sobresueldo por riesgo de trabajo que se adjudicó el primer año de su gobierno, que oscila en el medio millón de pesos, y que la actual legislatura del Congreso del Estado evidenció al reprobarle las cuentas públicas del 2019.

Pero ante esto, la conciencia ciudadana surge para recordarle el mal estado en el que se encuentra la ciudad, calles llenas de baches, totalmente intransitables, zonas con alto riesgo por inundación, colonias populares en el abandono total, falta de servicios básicos, nula seguridad pública, fugas de aguas negras en el río Tamazula, todos los defectos surgidos a raíz de su llegada a la alcaldía se vuelcan en su contra, para que ponga los pies en la tierra y recuerde que hay prioridades civiles y humanas de mayor importancia que su auto engrandecimiento como figura pública con aires de faraón.

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