PROCESO ELECTORAL DEL PAN; “EL DIABLO” DE LA VIOLENCIA POLÍTICA

Redacción

Llegó a su fin el proceso de elecciones internas del Partido Acción Nacional en el Estado de Sinaloa, una contienda electoral que abarcó las últimas semanas del año 2021, entre Verónica Montaño y Roxana Rubio, siendo esta última la ganadora y nueva dirigente de dicho partido a nivel estatal.

Durante el transcurso de las campañas los ánimos estuvieron muy caldeados, acusaciones y señalamientos a diestra y siniestra no se hicieron esperar desde los primeros días, demostrando una lucha de grupos políticos antagónicos que estaban dispuestos a darlo todo por lo que queda de un partido oposicionista en los huesos, tal fue la situación que se rumoreaba la intervención de personajes que hoy se encuentran dentro del círculo de trabajo más cercano al gobernador Rubén Rocha Moya, en especial, Alejandro Higuera Osuna, aquel que fue “Diablo Azul” y cobró con la derecha para hacerlo hoy con la izquierda.

Pero el punto máximo que este proceso alcanzaría sería el día mismo de la elección, desde horas muy tempranas se reportaron hechos violentos en contra de diversos simpatizantes y figuras claves del panismo actual sinaloense en todo el Estado, como el diputado en funciones de la 64 legislatura, Adolfo Beltrán Corrales, quien fue amenazado en su propia casa y dejado fuera de la jugada.

Otro acontecimiento más que exhibe la turbia dinámica de la política en Sinaloa y que evidencia la presencia de poderes oscuros que actúan dentro del margen legal e ilegal detrás de sonrisas que apantallan a las masas con promesas de progreso social y discursos rimbombantes, cuando en realidad el poder es ostentando desde otro semblante más siniestro que no repara en amedrentar a aquellos que intenten o atisben una pequeña luz de cambio en el statu quo.

Los cuestionamientos ahora radican en la posición que el PAN tomará en Sinaloa con esta nueva dirigencia, ¿será acaso un verdadero contrapeso para la mayoría morenista o es que tales hechos tan controvertidos acontecidos en sus elecciones fueron el preludio de un sometimiento político como al que está hincado el PRI en el Estado?

El tiempo dará la respuesta a esta interrogante, por lo pronto, la democracia en Sinaloa fue nuevamente víctima de la violencia ejercida por unos cuantos que buscan acomodar las fuentes del poder para hacer proliferar sus intereses, un hecho que parece estar cobrando cada vez más normalidad en los procesos electorales mexicanos contemporáneos.

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