Redacción
Las acciones del reelegido alcalde de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, suben de tono en el año 2022 y comienzan a dar evidencia una vez más del estado de ingobernabilidad en el que se encuentra la capital sinaloense.
Todo comenzó con el descuento a jubilados y pensionados en el pago de agua, el cual les fue arrebatado en su totalidad, una treta realizada en lo “oscurito” en confabulación con Jesús Higuera Laura, sempiterno gerente de la JAPAC, y que fue totalmente denegada por los diputados locales con la aprobación constitucional del 50% de descuento a adultos mayores en general, pero el “terrorismo” recaudatorio de Estrada Ferreiro no se detendría ahí, pues, tras ser rechazada en el congreso su propuesta de un aumento desproporcionado al predial, en un acto de revanchismo político ordenó quitar todas las rebajas con las cuales cientos de ciudadanos contaban.
No obstante, la sorpresa no se hizo esperar y se dio un anuncio por parte del Ayuntamiento, donde se le informaba a los habitantes de la ciudad que comenzaría a aplicarse un cobro de 20 pesos por vehículo en el famoso “parque 87”, una política que disgustó a muchas personas, dado que, es un espacio público demasiado concurrido para las actividades recreativas y deportivas; ante este hecho, Estrada Ferreiro, tomó como excusa el rechazo de los diputados al aumento del predial, dicha cuota se estima genera jugosas cantidades de miles de pesos semanales.
Aunado a esto, se ha anunciado un proyecto de privatización de un área del emblemático parque las riberas, en el centro de Culiacán, pues una firma de particulares operará una zona de juegos infantiles, a la cual se tendrá acceso si se paga una cuota. La preocupación entre la población se ha dispersado pues se teme que ahora la ciudad se entregue por completo a grupos privados que se beneficiarían con ella.
También, dentro del mismo cuerpo laboral municipal brotó el conflicto con el STASAC, ya que, una manifestación se hizo presente en el palacio municipal a mediados del mes de enero, con el dirigente Julio Duarte a la cabeza, quien justificó dicho movimiento como una protesta al incumplimiento de los compromisos que el Ayuntamiento tiene con el sindicato, entre ellos el aumento salarial, para el cual, el edil Jesús Estrada Ferreiro, ha comentado sin más que, no hay dinero para otorgarlo.
Pareciera que el alcalde de Culiacán desafía toda lógica posible y hace una serie de movimientos políticos para llevar a cabo sus acciones tan controvertidas, facilitadas por dos de sus grandes incondicionales, la tesorera Issel Guillermina Soto y el secretario del Ayuntamiento, Othón Herrera y Cairo, acciones que no benefician en nada al pueblo culiacanense, habiendo demasiados sectores que se encuentran marginados y descuidados en su totalidad, dando una imagen deplorable de la capital, cuando se supone que tendría que ser el rostro del resto del Estado y dar una postal impecable.
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