Redacción
De ridícula, bochornosa y reprobable fue catalogada la actuación en el Senado de la República, del denominado “eterno perdedor” de la política sinaloense, el senador Mario Zamora Gastelum, tras casi enfrascarse en un pleito callejero con el diputado Gerardo Fernández Noroña.
Esto tras las rudas palabras dirigidas por parte de Fernández Noroña a Lily Téllez, quienes se han caracterizado también por ser actores polémicos y de hacer de los recintos legislativos un circo que raya en el ridículo, con toda clase de comentarios racistas, clasistas y altisonantes.
Al circo se sumó Zamora Gastelum, quien con un comportamiento machista y sin ningún ápice de razonamiento humano, muy bravo desde la tribuna se le ocurrió la más brillante idea y le propuso al diputado Fernández Noroña arreglar la situación a golpes, para defender el honor de Téllez García, al más puro estilo de aquellas figuras patriarcales del cine mexicano que solo han legado una imagen que ha dañado bastante a la sociedad, pues reproducen discursos y comportamientos que violentan y cosifican a las mujeres.
La excusa del junior político, originario de Ahome, quien no da una cada vez que se presentan elecciones, pues, sus puestos han sido de regalo, fue que, así le enseñaron a él en Sinaloa, generalizando y justificando la tremenda metida de pata que protagonizó, pero, sobre todo, manchando el nombre del Estado en el que no pudo ser gobernador y rebajándolo a una imagen pública de gente incivilizada, como si todos tuvieran esos desplantes que lo caracterizan.
Parece ser que el priísta aun no supera la derrota que le proporcionó Rubén Rocha Moya en el 2021, a quien no se cansa de calumniar públicamente cuando se le viene en gana, sin antes ponerse a pensar en las barbaridades que salen de su cabeza.
Definitivamente la política mexicana está en decadencia con esta clase de personajes que manifiestan comportamientos de épocas cavernarias y proyectan sus creencias personales de manera negativa en lugares que determinan el rumbo que el país tomará y, por fortuna, los sinaloenses respiran tranquilos más que nunca, ya que, con esta escenita se dieron cuenta de que la elección correcta fue no elegir a Mario Zamora como representante del ejecutivo estatal.
Otra prueba más de la descomposición progresiva que sufre el PRI, pues, protagonizar esta clase de espectáculos solo refleja una imagen de las problemáticas que padece un partido que está al borde del precipicio o dando patadas de ahogado, que lejos de ser una oposición seria y real, se convierte en la burla popular.
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