CAZA DE ESTRADA FERREIRO: PRUEBA Y MENSAJE QUE SE HACE ESCUCHAR

Redacción

Por la puerta trasera del Ayuntamiento, con la cara desencajada y el desespero sobre los hombros, fue como salió Jesús Estrada Ferreiro luego de haber pedido licencia de su cargo como presidente municipal de Culiacán, por 6 meses, con el pretexto de enfrentar sus problemas legales como persona y no detrás de su puesto público, además de evadir la atención mediática, en lo que claramente representó una derrota simbólica y su cese definitivo de la administración.

Tras haber intentado dar pelea, Estrada Ferreiro terminó siendo víctima de sus acaloradas expresiones e histriónicas declaraciones en las que acusaba y difamaba gravemente a la cúpula gubernamental en turno, es decir: al gobernador Rubén Rocha Moya, junto a su secretario de gobierno Enrique Inzunza Cazarez y al Congreso del Estado encabezado por Feliciano Castro Melendrez.

Con la notificación de que la Fiscalía General del Estado a cargo de Sara Bruna Quiñonez, solicitó el desafuero del edil, dado que, cuenta con varias carpetas de investigación en su contra, Estrada Ferreiro fue acorralado y con pocas esperanzas de tener una resolución a su favor, además, quedó claro que todo el poder de la maquinaria estatal estaba encima de él y las cartas echadas sobre la mesa, ya no había vuelta atrás al diálogo.

Las calumnias al lobby gubernamental del Estado eran imperdonables, pero sobre todo lo acumulado durante sus primeros 3 años de gestión lo llevaron al cadalso, el retroceso social de la capital sinaloense, el abuso de autoridad, la negación de la pensión de las viudas de policías, los descuentos del agua a sectores vulnerables y una larga lista que devino en su ocaso, eran hechos que no podían borrarse de su historial.

Por otra parte, el eco causado por el estruendoso pleito con el ahora ex alcalde de Culiacán, se hizo escuchar por todo Sinaloa, calando en los oídos y causando escalofríos en el cuerpo de aquellos que han cometido acciones similares en sus funciones como servidores públicos.

Puesto que, al ver cómo una personalidad efervescente e iracunda como la de Estrada Ferreiro, fue cesada poco a poco, limitada, diezmada física y moralmente e incluso observar el pisoteo a la supuesta charola con el presidente Andrés Manuel López Obrador, el miedo no se hizo esperar en sus pensamientos.

Existen a lo largo del territorio sinaloense figuras políticas que al ver tal despliegue operativo del aparato del Estado en contra de una sola persona se sintieron amenazadas, pues, son demasiados los intereses en juego, desde una posición cómoda haciendo y deshaciendo en un palacio municipal a cacicazgos sindicales y la apropiación a modo de instituciones de supuesta autonomía que desde hace años han sido parasitadas por grupos selectos.

La política de Rocha Moya se ha mostrado clara y firme, necesita equilibrar la balanza a favor de la perpetuación de un proyecto de transformación social estatal a futuro, su equipo más cercano y él saben el estado del terreno en el que las disidencias políticas se están dando y se darán a futuro, es por esto que, la reyerta con Jesús Estrada Ferreiro funcionó también como una prueba de operatividad en casos extremos y un mensaje codificado para los malentendidos y participes del quehacer político.

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