Redacción
El huracán categoría 5 que ha representado la administración municipal encabezada por Luis Guillermo Benítez Torres en la bahía de Mazatlán, no deja de causar estragos en el tejido social, pues su labor como gobernante ha sido relegada a una actividad secundaria, ya que, los propósitos del supuesto edil son otros.
Entre estas actividades ajenas a la administración de uno de los municipios más importantes de la región noroeste de México por su atractivo turístico y de diversidad cultural, el “químico” ha tomado como un pasatiempo prioritario salir de viaje al extranjero con cargo al erario de los mazatlecos, regresando con una bola de facturas para comprobar sus viáticos.
Al parecer, ya no se le puede encontrar en su oficina, pues, sus constantes viajes al extranjero lo han convertido en un político cosmopolita quien aparentemente se ha olvidado de sus labores en su tierra natal, y quien, al principio, justificaba sus turisteo con el pretexto de aprender de otros lugares elementos políticos que pudieran ejecutarse en Mazatlán.
Benítez Torres, estira la liga de la tolerancia que se le ha permitido durante los últimos 4 años de un gobierno que ha dejado al puerto mazatleco “patas arriba”, pese a tener cerca la lumbre de un juicio político por las aparentes irregularidades que implican daños valuados en millones de pesos al dinero público de los ciudadanos de Mazatlán y, esto, no parece detener su cinismo.
Los resultados que presentó la Auditoría Superior del Estado dejaron expuesto un daño patrimonial de 60 millones de pesos, sin olvidar las licitaciones por adjudicación directa con Azteca lighting por más de 545 millones, las cuales de acuerdo a la ley debían de ser de carácter público, al final, las famosas lámparas terminaron poniendo bajo la luz estas irregulares acciones.
“Torear” a las autoridades superiores no parece ser una buena jugada implementada por este edil, sin embargo, ha sucumbido a la soberbia que otorga el poder político y sigue mirando con desprecio, desde las alturas, todas las acusaciones y pruebas que se han presentado de manera contundente en su contra y, aun así, sigue amenazando y difamando a periodistas como es el caso del veterano Felipe Guerrero Bojórquez.
¿A qué país de los tantos que ha visitado el “químico” tendrá que pedir asilo político cuando la bomba alimentada por sus constantes ínfulas, estalle?
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