LAS CALAVERAS DE ALBERTO CABANILLAS

Dicen que de lejos se asoma y,

que viene por los mal portados,

por esos que toman de broma

comprometerse con resultados.

A esos que hablan del pueblo

sin propuestas de innovación,

poco a poco se les va viendo

que son hueso sin corazón.

Algunos lo piden a gritos

y pronto vendrá a visitarlos

antes de que su carrera política

termine ya de matarlos.

Como el caso de Estrada

que se adelantó en el camino

y terminó como fantasma

huyéndole a su destino.

Y unos nuevos embarcan

con más regazón que química

pues  el pueblo es el que manda y

no las pócimas convulsivas.

La muerte ya se va, pero quedó hambrienta

pues la polaca arrasó con todo, dejándola con la boca abierta.

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