Redacción
En un hecho sin precedentes y en un abrir y cerrar de ojos, con la lumbre en las puertas de la Presidencia Municipal acalorando su situación jurídica y legal, Luis Guillermo Benítez Torres fue bendecido con un milagro y sacado de manera exprés del peligro en el que se encontraba.
Controvertido trueque político se suscitó a causa de las acciones arbitrarias cuyo origen están en las ínfulas que el “químico” Benítez fue acumulando durante los últimos 4 años, y teniendo que mover cielo, mar y tierra, por lo que, para sostener la gobernabilidad del puerto mazatleco, el ejecutivo y legislativo estatal tuvieron que resolver la situación de manera abrupta.
Todo apuntaba a que el desafuero y el juicio político en su contra estaban cantados, pero alguna mano divina y protectora, desde las sombras, movió los hilos para que no solo fuera exonerado, sino, que se convirtió en el nuevo Secretario de Turismo estatal, como dice el viejo refrán: mantén cerca a tus amigos, pero aún más cerca a tus enemigos.
¿Qué hay verdaderamente en el trasfondo de la relación del ex alcalde de Mazatlán y las luminarias de Azteca Lighthing que lo llevaron casi a la ruina de su carrera política?
El desapruebo social no se hizo esperar, pues las atrocidades cometidas por la administración de Benítez Torres han dejado un Mazatlán sumido en el rezago, sobre todo, los sectores populares, aquellos que, en beneficio de unas cuantas minorías pagan los platos rotos de las confabulaciones de políticos y empresarios.
Ante esta situación, el diputado y presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, Feliciano Castro Melendrez, comentó que, pese a que el “químico” es funcionario estatal, eso no lo exenta de los reclamos judiciales y ciudadanos de los que está siendo acusado, por lo que, el proceso en su contra continuará.
Por otra parte, Rubén Rocha Moya, gobernador del Estado, asumió parte de la responsabilidad con lo acontecido, poniendo por encima de todo la estabilidad del gobierno mazatleco, pues no había tenido gobernabilidad durante los últimos años.
¿El “químico” evadirá la justicia?, es la pregunta que está en boca de muchos sinaloenses. Mientras tanto, el nuevo alcalde de Mazatlán, Edgar González Zatarain, tiene una enorme tarea sobre sus hombros, pues reparar los agravios cometidos y recuperar la confianza de la población mazatleca no será cosa fácil, y dicho trabajo tendrá que ser una prioridad en la nueva agenda administrativa que también deberá aprender de los errores para que la historia no se repita.
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