* La cultura del redondeo, los malos tratos y unidades deficientes son el día a día de los sinaloenses
Alberto Cabanillas
La vialidad y movilidad en el transporte público es un tema tan cotidiano que, no podemos eludir, siendo también necesaria la utilización del servicio de los camiones urbanos como usuarios activos.
El servicio es de carácter trascendente para la eficiencia del sistema productivo actual, ya que, permite transportarse de un lugar a otro, fusionándose tanto con la rutina diaria que, a veces resulta difícil desapegarse de ella, pues al final cumple su objetivo por un precio relativamente “económico” convirtiéndose en un negocio redondo tanto para los choferes como para los transportistas y un calvario para los pasajeros.
Como eje central suena bastante útil e incluso funcional, pero la verdadera pregunta es ¿si realmente es equitativo para las partes?
Pongámoslo en perspectiva. Si se pasa gran parte de la vida como estudiantes, trabajadores o usuarios ocasionales dentro de estos vehículos, habremos notado la apatía por parte de algunos choferes y todo lo relacionado con el estrés laboral que se vive a diario dentro de estas unidades, generando un escenario donde -desde hace tiempo – estaban consolidando una tradición financiera de números cerrados, es decir: no devolver correctamente el cambio cuando este maneja centavos “¢”.
Podría sonar insignificante al principio, pero cuando esto se vuelve hábito y comienza a ser normalizado es cuando se vuelve preocupante, ya que, no siempre es posible contar con tu respectivo cambio por la falta de preocupación hacia estos temas. Si eres un usuario ocasional, tal vez no haga diferencia esta situación, pero si eres un usuario cotidiano notarás que, al hacer los cálculos correspondientes hacia el dinero designado para el transporte no te darán las cuentas en efectivo como lo tenías previsto.
Los estudiantes son los que se llevan la peor parte y, a quienes además se les da el peor trato, no respetando por completo el descuento designado por el gobierno, pues muy pocas veces se detienen a devolver el cambio correspondiente y, como parte de su rutina está el cobrar de más y no respetar por completo el derecho hacia este servicio de apoyo, en este caso, el descuento vía tarjeta subsidiada por el Gobierno del Estado.
Esta acción, se convierte en un acto abusivo y desleal hacia lo que implica su posición como laboradores sociales, haciendo del “redondeo” una cultura vial irrespetuosa y malintencionada.
Adherido a esto también existen algunas problemáticas dentro de las unidades como el trato grosero e irrespetuoso de parte de algunos transportistas hacia sus usuarios, las deficientes condiciones de las unidades de transporte y los desmanes de los llamados “garbanzos, sumados además los volúmenes de los sonidos al interior y las ventanillas oscuras que generan un ambiente de discoteca rodante.
En general, la realidad que se vive dentro de las unidades del transporte público presenta anomalías que deben ser resueltas por las autoridades correspondientes para el mejor desempeño en materia de movilidad, pero también la población tiene que exigir sus derechos y hacer valer la Ley de Movilidad Sustentable de Sinaloa, sino, “los magos” del redondeo seguirán desapareciendo el dinero del bolsillo de los usuarios.
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