- Incluye a sectores productivos y a los mazatlecos en la toma de decisiones y en el rumbo que habrá de llevar el gobierno municipal, brillando así la luz de la esperanza
Xicoténcatl Barajas
Conjugando su buen oficio político, la experiencia en la función pública, además de ser dueño de un carisma indiscutible que lo hace empático con el pueblo, es como el presidente municipal de Mazatlán está gobernando y marcando un estilo propio en el arte de hacer política, sin marearse, porque no es producto de la improvisación, sino, de años de preparación.
La madurez política con la que llegó Edgar González Zatarain para hacerse cargo de los destinos del municipio de Mazatlán se gestó desde su juventud en las lides izquierdistas y universitarias, con una ideología social que lo identifica bien con el gobernador sinaloense, doctor Rubén Rocha Moya y con el proyecto de transformación del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, por eso recibió el respaldado del Congreso del Estado.
Así, con toda la fuerza de la clase política del momento, el rosarense e hijo adoptivo del bullanguero municipio se está ganando día a día el respaldo social de los “patasalada”, para quienes está resultando ser toda una revelación al dar muestras de que se puede gobernar con humanismo y sin ínfulas de supremacía.
La sencillez y humildad con las que se conduce Edgar González le están abriendo las puertas de par en par en todos los rincones de Mazatlán y con la mayoría de los estratos sociales.
Y esto, ya se lo reconocen al mandatario municipal los empresarios de los diversos sectores productivos, así como los habitantes de las colonias populares y de la zona rural que estaban olvidados, pues está haciendo sinergia con todos ellos a quienes incluye en la toma de decisiones y en el rumbo que habrá de llevar el gobierno municipal durante los próximos dos años.
Asimismo, el alcalde le da participación a su equipo de colaboradores, delega funciones y les confía representaciones personales en actos de suma relevancia, incluso, en los que se juega el futuro del municipio, notándose así la apertura y el trabajo colaborativo y no el de un gobernante ególatra sediento de poder, lo que le está generando una buena opinión pública.
Como aliada también y parte medular del gobierno municipal es su señora esposa, María Teresa Apodaca Muñoz, quien está al frente de la noble y humanista institución que suele ser el DIF municipal, desde el cual sirve con mucho ahínco a las familias más vulnerables, practicando una política de inclusión e igualdad.
Edgar González desde el primer segundo en que se subió al barco que se hundía supo dar un golpe de timón para llevar a buen puerto a la administración municipal y, así lo está haciendo, coordinando esfuerzos con el gobierno estatal y federal, sin pleitos ni poses protagónicas, pues le queda claro que para poder sacar a flote la nave y que ésta navegue viento en popa tienen que soplar otros aires.