A.B.Z.
¡Huella imborrable!
El tangible, benéfico y sustentable progreso que tuvo Sinaloa durante la administración pública estatal que encabezó como gobernador Jesús Alberto Aguilar Padilla, es recordado con satisfacción por el pueblo sinaloense, ya que, el impulso político, democrático, económico, educativo, de salud, cultural, de seguridad y el rescate de la sierra, fue determinante para lograr la gobernabilidad en un estado agreste, colocándose aun después de su muerte como uno de los mejores gobernantes de la historia reciente. Su inteligencia y preparación en las aulas universitarias, así como sus ideales de obrero cetemista fueron virtudes que puso en práctica por el bien de Sinaloa, privilegiando el diálogo y siendo tolerante de la crítica lanzada por sus detractores políticos, sabiendo además pagar las deudas sin reparo que Sinaloa venía arrastrando de sexenios anteriores, incluido el del corrupto y desastroso de Juan Sigfrido Millán Lizárraga, con quien la política lo enemistó para tomar rumbos distintos aquel año del 2010.
Descanse en paz el buen amigo, abogado, locutor y político sinaloense.
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