Las agresiones ya subieron de tono y están generando estallidos
Xicoténcatl Barajas
La confrontación del Gobierno del Estado y el Congreso local en contra de la Universidad Autónoma de Sinaloa por la aprobación de la Ley de Educación Superior, en la que están inmiscuidos grupos políticos que buscan sacar ventaja con el estira y afloja, ya salpicó de sangre a la institución educativa al ser agredido un guardia de seguridad en la entrada de rectoría.
El ataque fue perpetrado por otro trabajador universitario que está ligado al veterano Marco Medrano y a Arturo Nevárez, el primero suspendido en sus derechos laborales y que fuera dirigente sindical, mientras que, el segundo, es maestro de la Facultad de Psicología, quienes son afines al presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, Feliciano Castro Meléndrez y, de quien se sabe, reciben instrucciones y financiamiento para un supuesto movimiento democratizador en las filas rosalinas.
Dicho acontecimiento delictivo se da casualmente en el marco del segundo informe del rector de la UAS, doctor Jesús Madueña Molina, donde algunos empleados inconformes azuzados por ellos se manifestaron con algunas lonas y pancartas alusivas por presumidas violaciones laborales, siendo en ese momento cuando se generó un altercado con los guardias de seguridad de la casa rosalina.
Como ya es del dominio público, el conflicto por la autonomía universitaria que sostiene el gobernador Rubén Rocha Moya y el diputado Feliciano Castro Meléndrez, presidente de la JUCOPO del Congreso del Estado con la alma mater de los sinaloenses que representa Jesús Madueña Molina llegó a los tribunales de justicia, sin embargo, las diferencias políticas entre ellos no cesan y quedó de manifiesto con la no asistencia del mandatario estatal al segundo informe de labores del rector, un desaire nunca antes visto, más porque el jefe del ejecutivo estatal fue rector de la máxima casa de estudios y tiene en ella sus orígenes de luchador social.
Pero más allá de eso, lo cierto es que se están generando disturbios y actos provocativos que constituyen delitos graves, pues la sangre salpicó a la universidad y si las partes que esgrimen razones propias no llegan a ningún acuerdo las cosas pueden tomar derroteros mucho peores y de consecuencias fatales, como ya lo han advertido líderes de opinión y periodistas en sobrados análisis respecto al tema.
No se vale, que Marco Medrano y Arturo Nevárez utilicen como marionetas a tímidos trabajadores para activar movimientos de choque que pueden poner en riesgo hasta la vida de jóvenes alumnos, maestros y personal administrativo, como es el caso, cuando ellos persiguen un beneficio personal y de estabilidad económica, enarbolando una bandera de redentores universitarios con un falso discurso para adoctrinar a quienes no los conocen para que los compren.
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