Xicoténcatl Barajas
La Central Campesina Independiente dejó de ser la característica organización defensora del campo filial al PRI para convertirse en moneda de cambio al mejor postor.
Prueba irrefutable de ello la representan sus líderes, el nacional y estatal de Sinaloa, respectivamente, quienes la heredaron como un negocio familiar y no como la otrora CCI fundadora de núcleos ejidales y cooperativas pesqueras, figuras que se consolidaron gracias a la Reforma Agraria que se impulsó desde el gobierno de Lázaro Cárdenas del Río y sexenios venideros.
Alfonso Garzón Zatarain, hijo del extinto y sempiterno líder, Alfonso Garzón Santibañez y Francisco Meza López, vástago de Gorgonio Meza Ramos, quien sustituyera a Antonio Vizcarra “El Diablo Negro” en la tierra de los once ríos, han desvirtuado el objetivo de la longeva Central Campesina Independiente para beneficiarse.
Portando un falso ropaje como redentores del campo, ambos herederos han hecho un negocio familiar con partidos y grupos políticos a cambio de prebendas y gestiones no colectivas que solo engordan sus patrimonios.
Aquí en el Estado, la CCI tuvo su época de gloria en los gobiernos del PRI, más, cuando logró posiciones políticas, diputaciones federales, locales y regidurías, además de una suplencia en el Senado de la República que ocupó Gorgonio Meza al salir como candidato al gobierno del Estado el fallecido ingeniero Renato Vega Alvarado, quien por cierto, les compró el edificio en el que se albergan sus oficinas estatales.
A la muerte de Meza Ramos, su hijo Francisco saltó al trono y por más de 30 años ha lucrado como un falso líder agrario al servicio de los gobiernos con los que le ha tocado alternar, obteniendo presupuesto y otros beneficios, siendo proclive a la traición y al chantaje.
En el gobierno de Juan Millán no pudo hacer su agosto y fue combatido por el líder guasavense Abel Soto Castro, quien por órdenes del mandatario le dividió la anémica organización, formando para ello el Consejo Campesino Democrático.
Actualmente, “Pancho” Meza sigue utilizando el membrete de la CCI para asustar con el “petate del muerto” y medrar con la necesidad del campesino, del labriego que suda en el surco y que porta sombrero para protegerse de las inclemencias del sol y no para aparentar ser un hombre de campo como así lo estila, tal y como se le ofreció al Partido Sinaloense cuando ya en el PRI no encontró beneficios, traicionando a los dos para volverse a vender como “la aventurera”.
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