UN PALMITO VIEJO CASI MARCHITO

Redacción/crónica

Si alguien pregunta: ¿Qué es vivir en una ciudad?, seguramente la respuesta inmediata estaría acompañada de una serie de adjetivos y elementos relacionados al progreso, bienestar, dinámica social, acceso a servicios, desarrollo, calidad, economía boyante, seguridad, felicidad, ciencia, tecnología, “vivir bien”, industria y educación, entre otras tantas relaciones semánticas vinculadas a la macroestructura llamada ciudad.

Pareciera entonces que vivir en una urbe equivaldría de manera inmediata a una vida llena de oportunidades, crecimiento y dicha, sin embargo, cuando lo ideal y lo real no caminan juntos, es evidente que tarde o temprano la “ilusión óptica” propiciada por la narrativa del progreso a través del conocimiento, la democracia y la urbanización, se desvanece totalmente en el tiempo y en el espacio.

En otra tarde más recorriendo la capital del estado, el Presidente municipal y su equipo fueron testigos de primera mano de las vastas penurias y el olvido en el que viven los colonos del Palmito Viejo, ya que las condiciones de pobreza en las que habitan, distan mucho de la idea de porvenir asociada a una ciudad: alumbrado público, pavimentación, recolección de basura, luz, agua y drenaje, por mencionar solo algunos de los múltiples servicios que “a priori” deberían tener acceso y que claro está, no los tienen.

Dentro de esta cercana interacción hubo algo que llamó poderosamente la atención en esta visita: el sentimiento de invisibilización y la idea de que las cosas jamás van a cambiar.

La tristeza y los rostros de desazón eran evidentes, tanto así, que las intervenciones hechas por parte de los colonos llevaban tintes de desesperanza y desolación: ¡Por favor pónganos unas tablitas en el puente para poder pasar! ¡Ayúdenos con la basura! Hay viene la época de lluvias, ¡échenos la mano con láminas!

Hay algo que subyace en la estructura dialógica de estos ciudadanos: el sentimiento de no ser merecedores de nada y que la vida está condenada a la supervivencia, porque ante las escasas peticiones mencionadas líneas arriba, el Alcalde expresó que todas las obras se iban a realizar desde una lógica renovada y con atención de calidad: “Van a tener un puente nuevo y habrá una profunda revisión de todo el sistema de alcantarillado, agua potable, recolección de basura y alumbrado”, ante estas palabras del Edil, los vecinos volvieron a manifestar que con unas tablitas era suficiente.

Hoy fue una sesión vespertina que obliga al Ayuntamiento no solamente llevar a cabo acciones tangibles, sino también a recuperar la confianza y la ilusión perdida por años de indiferencia.

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