Redacción
Durante el año 2022, cuando el Instituto Nacional Electoral era presidido por Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, dicho organismo aprobó un presupuesto por 6 mil 233 millones 510 mil 798 pesos para el gasto operativo de partidos políticos en México durante el 2023; siendo el Movimiento de Regeneración Nacional, el Partido Revolucionario Institucional y Acción Nacional las joyas de la corona que recibieron las mayores cifras.
Cada año es un duro golpe al erario público el financiamiento de estos partidos, cuya operatividad económica proviene principalmente de ese presupuesto, y las actividades que estos llevan a cabo con dicho recurso dista mucho de su propósito principal, puesto que, quienes encabezan estos gremios, ven en ello la oportunidad de asegurar su sustento personal y algo más.
Lamentablemente, la ciudadanía que mantiene a estos entes, lejos de obtener un resultado positivo por parte de ellos lo único que han terminado ganando los últimos años es la presencia de la descomposición de la clase política mexicana que navega entre los actos de corrupción, la farándula, la falta de visión para gobernar o legislar y el desinterés por la gestoría social, malbaratando en el proceso el recurso público otorgado.
Con la embestida electoral por parte de MORENA en las tres últimas elecciones correspondientes al año 2018, 2021 y 2023, partidos como el PRI, PAN y PRD se mantienen a flote a base de escándalos mediáticos con el resultado de un infructífero golpeteo que los posiciona aún más en el ojo del repudio por parte de la sociedad mexicana, haciendo una política vacía y oportunista mediante la cual buscan salvarse algunos cuantos.
Por otra parte, MORENA, asaltando como es costumbre lo establecido en las leyes electorales, ha comenzado su precampaña con todas las corcholatas, navegando a lo largo y ancho del país con un cheque en blanco de impunidad.
Promocionándose como la ficha adecuada para ser la nueva o el nuevo dirigente del país, captando la atención de la sociedad en la lucha encarnizada que sostienen por hacerse del tesoro mayor, desviando el foco de problemas centrales que están afectando actualmente a la nación.
Sin duda, es evidente la degradación de la política en México, ocasionando una apatía en la participación ciudadana que se está extendiendo con la marcha del tiempo, pues ya no importa sin son los de antes o los de ahora porque depositar la eficiencia de la democracia en estos organismos resulta ya imposible, además del alto costo que representan para la población.
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