A.B.Z.
La definición de la política en estos tiempos es compleja y sigue vigente aquella clásica de que: “la política es el arte de tragar mierda sin hacer gestos, digerirla, expulsarla y volvérsela a comer” y, hoy, no sé cómo llamarle a esta nueva forma de ejercerla, ya que, existe una carencia de ideologías, de lealtades y convicciones definidas, ingredientes que antaño fueron elementales en esta apasionante actividad para poder servir al pueblo. Había – claro- como siempre, los grupos y clubes de apoyo a los distintos partidos y corrientes, los pleitos entre familias y bandos de equipos de campañas, pero no hubo tanto descaro como ahora que son tan amañadas y sucias las formas para seleccionar candidaturas, tiempos modernos en los que aún prevalecen la simulación y el dedazo de una manera inconcebible, al ver brincar de partido en partido a los actores – y vaya que sí- actuando y haciendo papeles ridículos de mera imitación de políticos y buenos samaritanos, cuando a todas luces la sociedad los ve como verdaderos zánganos del erario público, imagen desgastada, devaluados como personas y criticados por no saber trabajar en nada, pues se les ve queriéndose colar en las campañas y posteriormente intentando engrosar nóminas de gobiernos o de los poderes legislativos, sin oficio ni beneficio alguno para los habitantes de este solar sinaloense que, sigue siendo a pesar de todo, un estado muy politizado y que está en los ojos del mundo entero por lo que usted quiera amable lector, pero Sinaloa figura a nivel internacional, nacional y local… Y me despido con decir que: ¡La Libertad de Expresión es Nuestra Mejor Arma de Justicia Social!
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