* El hombre de ciencia está poseído con la idea de ser alcalde
Xicoténcatl Barajas
Enloquecido por su enfermiza obsesión de ser alcalde de Escuinapa para recuperarse económicamente, más allá de querer ayudar a su pueblo natal, el neurocirujano de profesión, Víctor Díaz Simental que a un no aprende de política y que carece de lealtades, es un caso de psiquiatría política que bien puede estudiarse por los expertos en el tema.
Díaz Simental es aliado del dirigente del Partido del Trabajo, el chilango advenedizo Leobardo Alcántara Martínez, quien tiene años viviendo de los sinaloenses como diputado plurinominal y diputado federal después de engañar a los habitantes del distrito 01 federal, territorio al que jamás regresó a gestionar ni mucho menos a llevar algún beneficio.
Los dos, están fuera del ánimo del gobernador del Estado, Rubén Rocha Moya por ser iguales de convenencieros y no tener el espíritu de servicio, sino, de servirse ellos solos, así lo han hecho siempre, tal fue el escandaloso caso por el que Díaz Simental fue destituido de la Universidad Tecnológica de Culiacán al haberla puesto de cabezas con sus empleados y colocar gente allegada a él, así como a personas con las que mantuvo relaciones más allá de la amistad, pues le sirvieron hasta de guías espirituales.
Así, ese hombre de ciencia parece haber sido atrapado por las ciencias ocultas porque está poseído con la idea de gobernar un pueblo que ya no le rinde pleitesía al apellido Simental que, fue rimbombante y de las familias conservadoras de ese municipio, pero que en la actualidad requiere de soluciones y no decepciones como las que ha tenido con gobiernos que han sido presididos por médicos que no curan los males pero que sí engordan sus bolsillos.
El galeno con esta campaña lleva tres y, grita a los cuatro vientos que ésta es la vencida porque las otras dos las ha perdido, no cayéndole el veinte que ya está devaluado y que su posible oportunidad pasó, ya que, no tiene los padrinos políticos de antaño como fueron Renato Vega, Juan Millán y Abraham Velázquez.