MERARY VILLEGAS; ENTRE SUSHI, TRAICIONES, ASESINATOS Y POLÍTICA

Xicoténcatl Barajas

Nativa de la sindicatura de Aguaruto del municipio de Culiacán, Merary Villegas Sánchez fue muy participativa como alumna en las escuelas de educación básica y, durante su infancia se reflejó en ella la inquietud de ser alguien en la vida, destacar entre los demás a costa de lo que sea y como sea, según versiones de algunas personas que la conocen bien.

Villegas cursó una carrera técnica en informática en el CONALEP y después la licenciatura en enfermería en la UAS, pero se encauzó por la actividad del comercio, estableciendo frente a las instalaciones del Centro de Salud de esa conurbada población un negocio de Sushi del que dependió por algún tiempo.

Fue en el año 2014 cuando a invitación expresa del controvertido abogado Ricardo Arnulfo Mendoza Sauceda, ex síndico municipal inició su participación en los menesteres de la política cuando se gestaba la fundación de MORENA, de la cual probó sus mieles como legisladora local tres años y va por una tercera curul en San Lázaro, pegada a la ubre del presupuesto público como diputada federal del distrito 07, además como dirigente del partido guinda en Sinaloa con goce de sueldo, desde luego, apadrinada por un político “gargantón” de la ciudad de México.

Atrás quedó su pasado humilde, el de la enfermera que apenas costeó los pasajes de los camiones urbanos para trasladarse al centro de la capital. De esa ciudadana que con dificultad sacó su carta de residencia que era requisito indispensable para su principiante carrera política ya no queda nada.

La hija de Gildardo Villegas Montes y sobrina de Enrique Villegas, ambos asesinados hace muchos años, el primero en una cantina de Culiacán por motivos desconocidos y, el segundo, en Villa Juárez, Navolato cuando lideraba una invasión de tierras, no tardó mucho para desligarse del licenciado Mendoza Sauceda, traicionándolo para arrebatarle el lugar que le correspondía en MORENA, ungiéndose ella como diputada plurinominal hace casi una década, tiempo en el que se ha sabido colar muy bien para crecer económicamente.

Sin hacer una sola gestión, pero actuando como vocera iracunda de Andrés Manuel López Obrador desde la más alta tribuna del Estado, Villegas dejó pasar el tiempo y no aprovechó la oportunidad para hacer un trabajo legislativo que plasmara el testimonio de que los políticos morenistas saben dar resultados como lo pregonan y, así, se sacó el premio mayor en la tómbola de la suerte de AMLO y sin darle resultados positivos a Sinaloa va de nuevo a levantar el dedo.

Merary en su ambición desmedida de poder ha despotricado a diestra y siniestra en contra de quienes ella considera que son un estorbo para sus pretensiones y, sin conectar la lengua con el cerebro cree sorprender y engañar a los sinaloenses, teniendo ahora la osadía de medirse políticamente con el gobernador Rubén Rocha Moya, primer morenista en el Estado, al mismo que le dio asco la forma en que se ha venido enquistando como el cáncer que fue el PRI en sus épocas de gloria, por lo que le dijo que ya la maliciara, pues su forma ramplona de hacer política es bien conocida, aunque, los triunfos los obtiene gracias a la marca de MORENA que sigue fuerte y avasalladora y con la que proyecta seguir lucrando para su beneficio personal.

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