Xicoténcatl Barajas
Los nuevos diputados locales de Sinaloa viven en una realidad distinta a los ciudadanos de calle, ellos como clase política pueden hasta cierto punto sentirse “blindados” en las instalaciones del Congreso del Estado y ostentar su fuero que los pone en otro nivel.
Mientras, en Sinaloa la incertidumbre por la violencia y el miedo que se disemina en ciudades y la zona rural es el respiro de obreros asalariados, campesinos, pescadores y demás habitantes que están padeciendo los estragos del conflicto bélico hasta al grado de no tener ni para comer al no poder laborar.
Sin embargo, en contraparte, hay diputadas y diputados que presumen en las redes sociales con la risa de oreja a oreja intercambio de regalos entre ellos y ya respiran a todo pulmón el espíritu navideño, lo que resulta ser un insulto para el triste, sufrido y aguantador pueblo que les dio su voto de confianza para que los representara en la más alta tribuna y, de ser necesario, para que hicieran pronunciamientos en defensa y de beneficio colectivo.
Eso no sucede, porque ellos se encierran en su burbuja evadiendo responsabilidades y solamente se preocupan por su bienestar y la transformación de sus vidas con beneficios políticos y personales, pues hasta ahorita no se les ve preocupados llevando cuando menos una despensa a quienes más la necesitan, al fin de cuentas, ya cobran en la nómina parlamentaria y sus dietas son suculentas.
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