FUE 61 AÑOS PERIODISTA Y 48 PUBLICÓ ¡AQUÍ POLÍTICA CON TAMBORA!

  • Descanse en paz, Agustín Barajas Zambrano

Xicoténcatl Barajas

A los 81 años de edad, con una larga trayectoria periodística, nuestro director general, Agustín Barajas Zambrano dejó este mundo terrenal al ser llamado por el creador para descansar en paz después de sus complicaciones de salud.

El rosarense se involucró en el periodismo independiente, ese al que todavía muchos no reconocen y que siguen denostando, aun y cuando existe escrita una trayectoria que muy pocos logran hoy en día.

Sin más título que el del periodista empírico hecho en la calle e imprentas rudimentarias equipadas solamente con prensas Chandlers, Linotipos, cajas de formación, Ófset, engrapadoras y guillotinas manuales, abrevó consejos y habilidades de su maestro, Ramón Martínez Montes, fundador y primer presidente de la Asociación de Periodistas de Sinaloa, formándose así en este noble oficio que hoy es una profesión impartida por la academia universitaria.

Atrajo también conocimientos de la jerga periodística, enseñanzas de viejos bohemios tunde teclas de su época, entre ellos: Alfonso L. Paliza, Rafael Rodríguez Rábago, Porfirio C. Avena, Pedro Serrano Pérez, Jorge Medina León, Juan Quintín Castro, Luis Gutiérrez Galindo, Carlos José Sánchez Silva, Gustavo D. Cañedo, Odilón López Urías y de otros tantos a los que siempre recordó con aprecio y que les vivió eternamente agradecido.

Así, con la mezcla de sabidurías e ilustraciones y estudios de detective privado por correspondencia (lo que hoy es en línea) se fue moldeando, abriéndose paso al separarse de la tutela laboral de su cuñado Ramón Martínez Montes -que fuera jefe de prensa del gobernador Enrique Pérez Arce- y quien publicó por casi medio siglo la revista MAS (Mejor Agricultura en Sinaloa) dedicada a difundir la actividad primaria del Estado.

En 1976, Agustín Barajas Zambrano daría inicio a su modesto proyecto periodístico, el cual tituló: ¡Aquí Política con Tambora! con una escritura muy particular, al estilo sinaloense, sin embrujos literarios ni palabras rimbombantes, incluso, como él decía, lenguaje bronco y populacho para no enredar más a la población provinciana que en gran parte ha sido envuelta por los rollos políticos de ayer, hoy y siempre.

Durante su infancia, en su natal municipio, El Rosario, Sinaloa, Barajas Zambrano supo que su vocación estaba en el periodismo, así vendió como voceador el periódico “Rumbos” del extinto periodista e historiador, también nativo de ese girón de tierra del sur de Sinaloa, Carlos R. Hubbard, para después, cursando la secundaria demostrar dotes de redacción editando junto a compañeros una publicación estudiantil llamada: Cause.

Pero fue cuando conoció a su cuñado y maestro, al periodista Ramón Martínez Montes que pudo emigrar a la capital sinaloense, pues tuvo la promesa de él por conseguirle un trabajo en el Instituto Mexicano del Seguro Social, ya que, tenía conocimientos de enfermero práctico adquiridos al lado de quien fuera su primer patrón en la niñez y adolescencia, el doctor jalisciense Amador Macías de la Mora al quedar huérfano de padre, sin embargo, el destino lo llevó por el camino de la información y las letras haciéndose periodista autodidacta hasta que Dios se lo permitió.

Publicaciones ya desaparecidas que circularon antes que los emporios periodísticos de magnates empresariales y que fueron verdaderos esfuerzos independientes como: El Minutero, Pulsaciones, El Demócrata Sinaloense, revista Estampas Sinaloenses, revista Patrulla Policiaca, Memorándum, revista MAS, Así es la Política, La Política al Rojo Vivo, entre otras, le abrieron las puertas al decano periodista que hasta sus 81 años de vida fue testigo del acontecer político y social de Sinaloa, en una era muy confusa, en la que el periodismo se encuentra erosionado y golpeado por la clase política que no le da el valor agregado que merece, aunado a la competencia desleal de “asaltantes de la pluma” que como facebookeros, YouTubers e influencers se han encargado de prostituir y abaratar tan bonito oficio e indispensable profesión como cualquier otra que tiene que ser bien remunerada.

Y como él lo exclamaba: ¡Me despido con decir que: ¡La libertad de Expresión es Nuestra Mejor Arma de Justicia Social!

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