Xicoténcatl Barajas
El doctor Guadalupe Santana Palma, mejor conocido como “El Dr. Palma”, es un aguerrido personaje de Navolato, Sinaloa, estimado por muchos pacientes y habitantes del municipio, principalmente de la sindicatura de Villa Juárez, pero también odiado por sus detractores políticos.
Su profesión combinada con la lucha social de izquierda (hoy activismo) lo llevó a ser regidor municipal y ahora diputado local por MORENA.
Con un carácter único y sin pelos en la lengua, el galeno fustigó el insipiente gobierno de Enrique Calderón Quevedo del PRI los tres años, asestando en cada sesión de Cabildo golpes certeros que tambalearon la administración municipal y que también por su filosa lengua hacía rabiar a los demás regidores.
En cierta ocasión, cuando Kiki Calderón se fue a competir por otro puesto de elección popular cediendo el mandato municipal a su tocayo Enrique Murillo Leyva, ocupó el cargo de síndico procurador, Francisco Samaniego, un joven forjado en las filas juveniles del tricolor y ungido en los barrios más humildes de Villa Juárez, quien, por cierto, de niño fue paciente del doctor Palma, según el dicho público del legislador.
Y a propósito, con mucha falta de ética, en una acalorada sesión pública de Cabildo y ante testigos y medios de comunicación presentes, el hombre de ciencia no conectó la lengua con el cerebro y le ganó la pasión política opositora, gritándole como energúmeno a Francisco Samaniego: “¡Cállese, acuérdese que yo le curaba a usted las diarreas allá en Villa Juárez cuando estaba lombriciento! ¡no sea majadero!, esto, porque Samaniego junto con los ediles del PRI se mofaba de él cuando era una oposición de minoría, apabullándolo siempre, sin saber que el destino le tendría preparado un crecimiento político que hoy envidian.
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