- Es hijo de Julio Berdegué Aznar, español asilado por Lázaro Cárdenas del Río y, señalado ante el presidente López Mateos durante la inauguración de la carretera #40 Mazatlán-Durango de ser el responsable del saqueo de las ricas marismas del sur de Sinaloa
Xicoténcatl Barajas
En medio del conflicto bélico que se vive en Sinaloa ha surgido otra guerra que, aunque no se quiera reconocer, es un embrollo político que ya se hizo en el afán de posicionar anticipadamente a la figura más idónea de la cuarta transformación con miras a buscar retener la gubernatura.
Las piezas guindas más conocidas y que están siendo observadas y evaluadas por la militancia morenista y por los sinaloenses -de acuerdo a sus díceres y acciones- son los que no ocultan sus intenciones y que ya se meten zancadillas entre sí.
La senadora Hilmelda Castro Castro; el senador Enrique Inzunza Cázarez; el presidente municipal de Culiacán, Juan de Dios Gámez Mendívil; el alcalde Ahome, Gerardo Vargas Landeros; Feliciano Castro Melendrez, secretario General de Gobierno y la presidenta de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, María Teresa Guerra Ochoa, tienen aplaudidores y propalando pros y contras, defectos y virtudes y, el por qué sí y el por qué no, dando como resultado un estallido político y social que retumba por Sinaloa y el mundo entero.
Ante esta reyerta política que se libra en el solar sinaloense, azotado también por la sequía y hasta por las políticas arancelarias en contra de los productores de tomate, declaradas por el presidente de los Estados Unidos de Norte América, Donald Trump, emerge en la mente de los “comentocratas” y analistas de café, el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Julio Berdegué Sacristán como un posible tercero en discordia para disipar los choques políticos que tienen visos de desestabilización rumbo al 2027.
¿Por qué Julio Berdegué Sacristán?
Pues bueno, la conjetura seguramente obedece al paisanaje y a la amistad, ya que, se sabe que es un gran amigo de Jesús Tarriba Unger, esposo de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo; los dos son sinaloenses, el conyugue nacido en Mazatlán y Berdegué en Escuinapa, aunque su niñez y juventud la vivieron ambos en el puerto.
Allí, consolidaron amistades duraderas que con el paso de las generaciones se han convertido en políticos y empresarios de renombre, a los que les ha alcanzado para influir en la vida económica y política de Sinaloa, como Leovigildo Carranza, dueño de la empresa Pinsa que procesa el Mazatún y Dolores, así como de la conocida familia Coppel, entre ellos, el ex gobernador Quirino Ordaz Coppel, Neto Coppel Kelly y muchos más que aún tienen conectas en las altas esferas del poder, sean del color que sean.
Además, las apariciones relámpago que tiene en Sinaloa Julio Berdegué Sacristán para la realización de reuniones con los sectores primarios que son los más productivos, el agrícola, ganadero y pesquero, hasta en días inhábiles no son casualidad, demostrando que es un funcionario federal que tiene todo el respaldo de la presidenta de México y que está dispuesto a solucionarle problemas a los mexicanos y a sus paisanos.
El sinaloense, quien también tiene su corazoncito, no está “enfrentado” con nadie, a diferencia de su polémico padre, Julio Berdegué Aznar, un español asilado por Lázaro Cárdenas del Río y, señalado después por Rosa de Millán, la abuela del ex gobernador Juan Sigfrido Millán Lizárraga ante el presidente Adolfo López Mateos durante la inauguración de la carretera #40 Mazatlán-Durango por supuestamente ser el responsable del saqueo de las ricas marismas y el sistema lagunar pesquero del sur de Sinaloa, desde Escuinapa hasta el Huizache-Caimanero, apoyándose para tal propósito de un tipo violento apodado “El Cuachi” Benítez, quien comandaba “guardias blancas” para no permitir a los pescadores que sustrajeran el camarón y las especies de escama más preciadas de las costas sinaloenses.
Esto, de acuerdo a los relatos de vida del recién fallecido director general de esta revista, el rosarense Don Agustín Barajas Zambrano, quién como estudiante de secundaria presenció las mantas escritas de denuncia y los volantes que la valiente mujer le entregó al presidente de la república en aquellos años.
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