RAFAÉL SÁNCHEZ MOLINA GOBERNÓ COSALÁ CON LA BARAJA EN LA MANO

Xicoténcatl Barajas

Cuando Jesús Aguilar Padilla era diputado local y se proyectaba para gobernar Sinaloa, surgieron algunos rostros nuevos en la política de ese tiempo, como lo fue el biólogo pesquero Rafael Sánchez Molina, quien fungió como presidente municipal de Cosalá bajo el cobijo del cetemista, llegando también a ser diputado local.

Sin experiencia alguna, neófito en estos menesteres del engaño, Sánchez Molina fue alcalde del serrano municipio en el periodo 2002-2004 y lo hizo de una forma muy peculiar, con un estilo pueblerino, el cuál adoptó muy rápido de los lugareños, pues él no era nativo de la región, sino, que llegó trabajando para unas granjas de siembra de tilapia.

Bronco en su forma de hablar y tosco, así como pasmado en sus movimientos, tal y como mantuvo al municipio aun teniendo todo el respaldo del ex gobernador Jesús Aguilar Padilla que, para esos tiempos, era el presidente de la Gran Comisión del Congreso del Estado, con aspiraciones para ser gobernador impulsado por Juan Sigfrido Millán Lizárraga, que era mandatario en turno.

Rafa Sánchez, ese tipo frívolo y sin oficio político, fue duramente azotado por la pluma de nuestro director fundador, el periodista Agustín Barajas Zambrano, recién fallecido, y tanto fueron las críticas, que ambos acordaron una tregua y fumar la pipa de la paz.

Para ese objetivo, el protegido de Aguilar Padilla tuvo la cortesía de invitar al tunde teclas al alteño municipio, poniendo fecha y hasta la hora, por lo que Barajas con mucho sacrificio viajó en un vehículo viejo por la serpenteada carretera que pavimentó Leopoldo Sánchez Celis, otro gobernador nativo de esa tierra.

Ya estando en las instalaciones de la presidencia municipal del pueblo mágico, la secretaria del munícipe lo recibió algo cortante y hasta molesta porque ya casi era su hora de salida y, al preguntar el invitado por el jefe  de ella, esta respondió de forma pedante que no estaba y que no sabía la hora en que iba a regresar, por lo que, le espetó que si quería que lo esperara sentado en la sala de la oficina.

Al paso de una hora, del despacho del multicitado remedo de político salían voces y carcajadas, lo que llamó la atención de Agustín Barajas, quien ya desesperado y al ver el Palacio Municipal vació, sin ningún alma por los pasillos, tuvo la osadía de abrir la puerta de donde emanaban los sonidos como si se tratase de una cantina, sorprendiéndose de lo que vio.

Era nada más y nada menos que el presidente municipal partiendo una baraja que tenía en sus manos, pidiéndole la revancha al señor barrendero del Palacio, quien le ganó todas las manitas de pocar y, así, los tres años, Rafael Sánchez Molina quiso gobernar con la baraja en la mano pero perdió todas las jugadas políticas.

Con el tiempo, el finado y decano periodista independiente le platicó a su amigo Jesús Aguilar Padilla -ya siendo jefe del ejecutivo estatal- sobre la hazaña que hoy se puede contar como una anécdota, soltando ambos tremendas carcajadas. Rafael Sánchez Molina siempre recuerda el hecho  cuando coincide con quienes supieron de esto, entre ellos, su servidor que escribe estas líneas porque acompañé en esa ocasión a mi padre, don Agustín Barajas Zambrano, a quien Rafa lo despidió el día de su velorio el pasado 18 de febrero del 2025.

Síganos; léanos: www.politicacontambora.com

Reserva de Derechos al Uso Exclusivo INDAUTOR de la Secretaría de Cultura

Difusiones periódicas vía red de cómputo

04-2021-020500431127-203

Comentarios

Comentarios