- Luisa Alcalde en Sinaloa; da banderazo simbólico rumbo al 2027
- La mano de la federación en el futuro político sinaloense
- “Aprontadas” le brincan al ruedo ante la posibilidad de una candidata mujer
- Claudia Sheinbaum en Mazatlán; Culiacán en llamas por la violencia
Por el escribano
Luisa María Alcalde Luján, presidenta del Movimiento de Regeneración Nacional en México, visitó el estado de Sinaloa junto a su equipo y desde el capital sinaloense, Culiacán, dio el banderazo simbólico del preámbulo político que tendrán que protagonizar todos aquellos que estén interesados en alguna candidatura para ostentar un cargo público en el proceso electoral del año 2027. Sin embargo, la dirigente de MORENA parece ignorar que esa carrera, al menos en Sinaloa, ya tiene rato que comenzó y quienes participan en ella van muy adelantados, paralelamente, al clima convulso de violencia y crisis económica que se vive en la tierra de los once ríos desde hace un año, cuando el 9 de septiembre del 2024, dio inicio el conflicto al interior del cartel de Sinaloa, un hecho que no puede ser ignorado en el terreno político, ya que, ha reconfigurado también el mapa de la ruta electoral y que tendrá efectos a futuro en el momento en que la ciudadanía deposite sus votos en las casillas.
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Mientras tanto, una de las interesadas en ser la candidata oficial a la gubernatura de MORENA, aunque no lo declare públicamente, es la senadora Imelda Castro Castro, quien se encuentra posicionada muy adelante en la competición, pues, conforme crecen las probabilidades de que la candidatura sea decidida por paridad de género, hay quienes consideran que la legisladora sería la más beneficiada por esta decisión, ya que, desde hace años se encuentra en un posición privilegiada con la cúpula federal morenista en el centro del país, lo que le causado descontento a nivel local, por brincarse el mando regional del partido y al gobierno guinda, sin dejar de lado que, ha mantenido un fuerte activismo al menos desde el año 2024, poco después de haber sido reelecta como senadora de la república, teniendo detrás de sí a su compañero de fórmula, el senador Enrique Inzunza Cázarez, quien ve más lejos de sus manos la posibilidad de ser el elegido, al no gozar de la misma simpatía por parte de la federación.
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En consecuencia, distintas voces femeninas de MORENA Sinaloa le brincaron al ruedo y, ante la probabilidad de que el gobierno federal determine las candidaturas para las elecciones del año 2027, la línea regional morenista ha impulsado a figuras de “contra peso” como Teresa Guerra Ochoa, diputada local y actual líder de la Junta de Coordinación Política en el H. Congreso del Estado, quien se ha dedicado a convulsionar la vida pública sinaloense al encabezar pleitos políticos antes que legislar en beneficio de un pueblo maltratado por la violencia y la inseguridad, el cual además se siente abandonado por sus instituciones y representantes públicos. Por lo que, las aspiraciones de esta legisladora, podrían interpretarse como un vil oportunismo en medio de una tempestad que parece interminable y que requiere de una clase política que esté a la altura de sus responsabilidades, que, en lugar de estar pensando en su carrera a futuro, se dediquen a las labores por las que se les eligió democráticamente.
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Finalmente, en medio de una semana más de terror para la capital sinaloense, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo hará una escala en el puerto de Mazatlán, para encabezar un evento multitudinario como parte de su gira nacional en cada uno de los estados de la república, en el que expondrá los resultados de su primer año como jefa del ejecutivo federal. Sin embargo, aunque es grato que Sinaloa reciba la atención y visita de la mandataria, como lo ha hecho desde hace un par años, incluso antes de ser la primera mujer presidenta, lo cierto es que hay un sabor agridulce y opiniones dividas respecto a su estancia en la tierra de los once ríos, pues, la deuda de Claudia Sheinbaum con el estado sigue pendiente, y por cada día que pasa sin ser saldada la tragedia embarga a la población, en específico, a los habitantes de Culiacán, el epicentro del conflicto armado, quienes mantienen la misma demanda de paz y ayuda hacia la gobernante.
