Redacción
Con una amplia participación ciudadana y rebosante algarabía popular, se llevó a cabo la tercera edición oficial de la Feria Internacional del Libro Culiacán, misma que, tras un año de ausencia, regresó como un proyecto cultural fundamental para quedarse, a efecto de que, los culiacanenses, experimenten un encuentro de primera mano con el mundo literario y las posibilidades que este puede abrir a quien sostenga un libro en sus manos.
Bajo la guía del pensamiento y el faro de la razón encausada en la construcción de una cultura diferente, en respuesta al flagelo que ha padecido la población culiacanense en medio de numerosas tribulaciones, a causa de la violencia y el conflicto armado, producto del crimen organizado, la FIL se presentó como una alternativa y una luz de esperanza para la población en general, apostando por un ambiente de convergencia social y paz social a través de las letras.

Con la presentación de material literario de distintos géneros y editoriales, en el corazón de la capital sinaloense, es decir en la emblemática plazuela Álvaro Obregón a un costado de la catedral, los “culichis” se dieron cita para ser partícipes activos de este evento, que también contó con la actuación de varios artistas locales y provenientes de otras latitudes de la república mexicana, que amenizaron con su talento la curiosidad lectora despertada por quienes visitaron las estanterías de los diversos stands que participaron.
Asimismo, a lo largo de toda la semana se presentaron una amplia de gama de escritoras y escritores, locales, nacionales e internacionales, que compartieron sus reflexiones y obras de manera abierta al público culiacanense en un ambiente que se caracterizó por una concurrencia marcada por la diversidad, nutriendo los encuentros y el diálogo que se estableció en las presentaciones, donde se promovió el hábito de la lectura sin fronteras, pues, los libros son un patrimonio cultural de la humanidad y la educación que estos proveen es de carácter universal.

Cabe destacar que, dicho evento pudo llevarse a cabo gracias a los lazos establecidos entre la sociedad civil y el gobierno local, encabezado por Juán de Dios Gámez Mendívil, quien en el entendido de que la unión hace a la fuerza, junto a distintas fundaciones como grupo Coppel, El Colegio de Sinaloa e instituciones educativas como la Universidad Autónoma de Sinaloa, que ha representado un papel destacado en la promoción de la cultura en “la Perla del Humaya” y esta ocasión tampoco fue la excepción, emprendió la puesta en marcha de este festival literario.
Al respecto, durante el acto inaugural el edil mencionó que este evento debe ser una fecha importante en la vida futura de la sociedad sinaloense, pues, el objetivo del mismo es que este se quede como parte de la fortuna cultural del municipio, realizándose anualmente, como una ventana que posibilite que los habitantes de Culiacán puedan ir al encuentro de la actividad literaria, parte esencial del desarrollo humano y de la sociedad.

De tal manera que, el reto de un cambio sustancial en la vida cultural y social del pueblo de Culiacán, está más vigente que nunca, y la realización de la FIL obedece a esta demanda de una alternativa, sobre todo para las juventudes, que se están formando en un ambiente hostil y marcado por el narcotráfico junto a la violencia que este fenómeno desata. Por lo que, el sostenerla como un puente que incentive a los ciudadanos a acercarse al mundo literario y lo que este puede ofrecer para dimensionar su propia realidad y configurarla, es una tarea urgente que debe irse construyendo con esta clase de actividades.
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