CUIDADO CON TU CONTABILIDAD

Sixto Román 

En el mundo de los empresarios encuadrados en el Régimen de Incorporación Fiscal se están descubriendo situaciones que a veces se sienten como amenazantes y en otras son simples, pero urgentes anuncios de que se debe cuidar muy estrechamente la contabilidad y el trato que se tiene con nuestros proveedores, porque esto te puede acarrear dificultades muy serias entre la que menos sería que el Sistema de Administración Tributaria te saque del esquema RIF y te mande al Régimen General que al final te obliga a pagar mayores impuestos.

El caso es explicado por el delegado de la Procuraduría de Defensa del Contribuyente en Sinaloa, Luis Alberto López Montoya. Dice haber recibido al menos 10 quejas de pequeños empresarios durante este año, dado que reciben carta invitación al inicio, para aclarar determinadas circunstancias y al final terminan en esto: que el cálculo de operaciones del contribuyente superan los dos millones de pesos al año y por lo tanto el esquema obliga a que se les inscriba en el Régimen General y desaparezcan del de RIF que antes fue tan noble durante lo que operó como RePeCos y en el que el recaudador era el gobierno del Estado y operaba mediante convenios de colaboración con Hacienda Federal.

Dice el funcionario que en cada caso, al acudir ante el SAT se encontraban con la explicación de que algunos proveedores de determinada empresa, originarios de otros estados del país, mostraban en sus declaraciones haber hecho ventas el contribuyente requerido por cantidades muy importantes.

A checar las facturas tanto del proveedor como del contribuyente involucrado se encontraba la gran diferencia. Afortunadamente en la gran mayoría de los casos se ha logrado esclarecer el tema y la autoridad reconsidera y  va dejando al quejoso en el régimen original; con ello éste se ha salvado de ser trasladado a un esquema que lo obliga a mayores contribuciones fiscales pues realmente tampoco ha tenido los ingresos que establece la ley como superiores a los dos millones de pesos.

El representante de la institución defensora de los intereses del contribuyente nos explica la inconsistencia de esta conducta puesto que para una empresa que factura volúmenes alterados hacia arriba, incluso multiplicados, es lógico que se verá obligado a una mayor contribución ante el fisco, evidentemente que esa circunstancia termina perjudicándolo. Entonces de qué se trata esto?  Alguna compulsión para dañarse a sí mismos, que si fuera por daño físico se interpretaría como masoquismo?

Entonces sin tratar de ir a mayores honduras y si se trata de ubicar bajo la lógica empresarial, esos contribuyentes que facturan cantidades importantísimas de suministros a pequeñas empresas de su región o del resto del país, están incurriendo en lo que se puede denominar como lavado de dinero.

Lo malo en este caso es que dentro de su actividad terminan perjudicando de manera irracional a terceros y dejan una huella nada sutil por las que pueden ser detectados; esto en el caso de que la autoridad estuviera en condición de hacer el rastreo a profundidad; entonces estaría tocando no solamente la punta del iceberg sino el cuerpo completo del témpano.

Habrá que pensar que en adelante sigan ocurriendo estas notificaciones de la autoridad hacendaria hacia pequeños contribuyentes y los casos se multipliquen pues como explica el delegado de Prodecon, los diez que llegaron a su oficina como solicitantes de una defensa por algo que consideraban Injusto, traían como elemento común el señalamiento de que sus operaciones rebasaban lo permitido para los RIF.

De ahí también que la autoridad recaudadora habría de tener mucho cuidado para hacer indagatorias amigables con el primer indiciado en términos legales y que se condujera de forma orientada a localizar a los que realmente lavan dinero; estos evidentemente no manejan volúmenes de operación empresarial ni pequeñas ni medianas, sino mayores.

De hecho en el medio de los conocedores de la materia fiscal fue muy común la explicación de que el Régimen de Pequeños Contribuyentes que operaban los gobiernos estatales y que se reflejaba particularmente en Sinaloa, fueron degenerando porque en éste se escudaban empresarios que manejaban importantes cantidades de recursos en operación empresarial y se declaraban Repecos, cubrían la contribución simbólica ante ventanilla y sus ganancias se multiplicaban exponencialmente justo porque la autoridad no ahondaba en la indagatoria de esos volúmenes de operación.

Claro que ya en su momento,  al extinguirse la figura del RePeCos para que la Federación se hiciera cargo en su totalidad del universo de contribuyentes en el país, no se conoció de una argumentación de esta naturaleza; sólo se quedó en las mesas de análisis de los profesionistas de la contaduría.

Ahora habría que rescatar para la autoridad hacendaria aquella advertencia que se usó en su momento para prevenir a los niños de nuestro país contra cualquier amenaza que tuvieran en el trato con personas extrañas: “¡ojo, mucho ojo!”.

Comentarios

Comentarios